2ª Comunicación (XXI Capítulo General)

Tales, a 3 de Agosto de 2023 Queridas hermanas:

Queremos compartir con todas vosotras algunas luces que el día 29 de julio nos dio nuestro hermano en el Carmelo, padre Fernando Millán Romeral O. Carm. Nos habló sobre:

  1. MIRADA CONTEMPLATIVA. LA ESCUCHA

Como el resto de las órdenes mendicantes, la Orden del Carmen tenemos una estructura, una cultura capitular: elegimos entre todos, buscamos juntos, discernimos y encontramos así la voluntad de Dios. Es importante tener en cuenta que, una vez tomada la decisión, es decisión de todo el grupo, que la acata y todos la asumimos como propia.

Esta forma de vivir exige una actitud de escucha que supone conversión: agacharse evitando la altivez para mirar a nuestro alrededor y poder contemplar las cosas y las personas,  ver a nuestras hermanas de comunidad como una joya que lleva dentro la gracia de Dios y puede sorprendernos. Somos vasijas de barro, pero dentro de la vasija puede haber un tesoro. Hay que tener los ojos y oídos abiertos para descubrir los signos de la presencia de Dios en nuestras vidas. Dios me llamó, no por ser yo, sino a pesar de ser yo. He de reconocer que a veces no doy la talla. Dios entró en la vida humana por lo pequeño. La contemplación consiste en ver la acción de Dios en nuestras vidas. Se fundamenta en el misterio de la Encarnación. Este misterio está resumido en el Ángelus: “El Verbo se hizo carne”. Carne significa debilidad, contingencia, fragilidad. Si el Verbo se ha hecho vida, la vida es el camino de la salvación. Es propio de los carmelitas contemplar los signos de Dios en nuestras vidas. Contemplamos lo positivo del mundo, de la naturaleza y también somos conscientes del pecado que atraviesa toda nuestra vida, llegando hasta los tuétanos.

En nuestra contemplación, también es importante descubrir las “semillas del Verbo” que se encuentran también en los más alejados.

  1. MIRADA COMPASIVA.

Compasión significa “Padecer con, tener entrañas de misericordia”; reír con el que ríe y llorar con el que llora, hacer nuestros los sentimientos del otro. Hemos de pedirle a Dios que nos dé un corazón sensible, compasivo, que no nos resbale el sufrimiento de los demás. Que nuestras presencias sean compasivas, que seamos maestras de humanidad. “Cristo nos salvó más por su compasión que por su pasión” (San Buenaventura OFM.) Todo en nuestra vida tiene que nacer del amor y la compasión y llegar al amor y a la compasión. Las normas, el cumplimiento, la penitencia… son medios, pero no son fines. Cuando convertimos los medios en fines, todo se distorsiona. Cada día, hemos de mirarnos al espejo, fijando nuestra mirada profunda en los ojos y preguntarnos: “¿Para qué estoy aquí?”

  1. UNA VIDA RELIGIOSA SINFÓNICA

Igual que en una orquesta hay muchos instrumentos, en una congregación hay diferentes cualidades, capacidades, sensibilidades, formas de vivir el carisma… Todos los instrumentos son necesarios para que suene la sinfonía, ningún instrumento puede excluir a los otros. El director de orquesta (superiora) armoniza todos los instrumentos. Si uno hace demasiado ruido, le indica que baje el volumen para poder mantener la armonía. Es importante no querer imponer a las demás nuestra concepción de la vida carmelita.

  1. INVITACIÓN A ELEVARNOS POR ENCIMA DE LA REALIDAD

Si no nos elevamos, nos convertimos en cactus gigantes: siempre en actitud defensiva con las púas preparadas para pinchar a los otros. Hay conflictos en la vida religiosa que no tienen solución. En la vida religiosa, un conflicto nunca se arregla por negociación; eso es del mundo. Sólo se puede solucionar si lo elevamos. Meter criterios mundanos en la vida religiosa no va. Hay que elevar el problema a nivel evangélico. Que nuestra vida no sea baja, chabacana; a veces estamos muy a ras de suelo. Si nosotras no somos personas de ideales, ¿quién lo va a ser? Cuando se habla de grupos de poder en la Iglesia ¿esto es evangélico?

San Óscar Romero tenía una gran sensibilidad pastoral para no escandalizar a los sencillos. Ante la situación de división de los obispos en El Salvador, que escandalizaba a la gente, él les decía: “Elevaos a Cristo, que es el obispo verdadero de nuestras almas”.  En 1978, el día de la Virgen del Carmen, pronunció una homilía en la que dijo: “¿Qué le diría la Virgen del Carmen a un san Simón Stock de 1978?  Y se respondía: “Lo mismo que le dijo en su momento”, adaptado a nuestro tiempo: la salvación empieza ya en esta vida. Consiste en devolverle a la gente su dignidad. También la salvación hoy se da en grupo.

No hemos de dejarnos atrapar demasiado por los valores del mundo. Hay que estar en el mundo, pero no ser del mundo. Hay que estar con la gente, pero la gente percibe que nuestra vida se mueve por unos valores distintos.

 Para finalizar, nos propuso DOS IMÁGENES:

  1. IMAGEN DEL CIEGO DE JERICÓ (MC. 10)

Entra Jesús en la ciudad. El ciego pregunta qué ocurre. Le informan sobre la presencia del Maestro y comienza a gritar. Los discípulos se incomodan y le reprenden, pero él grita más fuerte. Jesús lo oye y lo manda llamar.

 Los carmelitas somos los anónimos que nos acercamos al ciego y le decimos: “Ánimo, levántate, que el Señor te llama”. Sin protagonismos, sin el esplendor de otras épocas… Pintamos poco en la sociedad. Se nos pide dar la vida, desgastarnos en la misión. Hemos de reilusionarnos con nuestra misión. Vivimos en la cultura del quejido y la vida religiosa se ha contagiado ¿Sabemos quién nos paga, cuál es nuestra recompensa? Hemos de mirar nuestra misión con ojos espirituales.

  1. LA IMAGEN DEL RESUCITADO

Juan en su Evangelio tiene frases que, leídas en el contexto, pasan desapercibidas, pero leídas solemnemente dicen mucho. Ponemos tres ejemplos:

  • A la samaritana le dice: “Cree en mí, mujer”. Para Juan, la palabra mujer significa mundo, Iglesia, humanidad.
  • En la Pasión, pone en boca de Pilatos: “He aquí al hombre”. Jesús azotado, despreciado, ultrajado, es el prototipo de hombre auténtico. Ha dado todo. Ése es el verdadero hombre.
  • Cuando resucita, Jesús no hizo alarde de su poder. No. A la primera persona que se aparece es a María Magdalena y lo que le dice es: “¿Mujer, por qué lloras?”

El padre Fernando también nos animó a que sigamos testimoniando la vida, la verdad, la transparencia… valorando la obra de Dios en nuestras hermanas. Dijo que nuestra Congregación es la mayor en número de las 14 congregaciones agregadas a la Orden del Carmen y que aporta una gran riqueza al carisma.

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También queremos comunicaros con gozo la visita fraterna que nos hizo la hermana María Teresa Delgado, Superiora General de la Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús. Vino para saludarnos y compartir la comida fraterna con nosotras, prometiéndonos sus oraciones y las de su Congregación por el buen funcionamiento y desarrollo del Capítulo, demostrando así su cercanía y fraternidad.

Os agradecemos a todas vuestra cercanía y continuo apoyo con vuestras oraciones y comunicaciones, llenas de cariño y fraternidad.

 

¡  A  L  A  B  A  D  O     S  E  A     D  I  O  S  !

Fabiola María Freitas Gusmao, H. Carm
Secretaria