«Nuestra misión como carmelitas es buscar y vivir en este mundo la presencia del Dios vivo y ayudar a los hombres a descubrirle mediante el testimonio de nuestra vida fraternal, sencilla, austera y nuestra actividad apostólica, inspirándonos en la Virgen María y en el profeta Elías». (Const. art. 4)
«Las actividades con las cuales nos proponemos lograr nuestro fin específico en la Iglesia son: la formación integral de niños y jóvenes y la asistencia a enfermos ancianos y pobres». (Const. art. 5)
«La Congregación está animada del espíritu misionero para servir a la Iglesia en tierra de misiones, promoviendo la evangelización en aquellos pueblos y grupos humanos donde sea necesario, y quiere colaborar con la Jerarquía en cualquier campo apostólico que ésta crea conveniente». (Const. art. 58)
- Enseñanza. Enseñar a los niños era uno de los grandes deseos de M. Elisea, el ideal que llevó a la práctica entre las clases sociales más pobres. La Congregación trata de secundar hoy este ideal, que considera como uno de sus fines específicos. Procuramos la formación integral de los alumnos en nuestros Colegios, así como en otros centros educativos y en la catequesis parroquial, según el Evangelio de Jesucristo, en colaboración con la misión educativa de la Iglesia.
- Asistencia a la Tercera Edad. Queriendo responder a las necesidades de todos los hombres y mujeres, en cualquiera de sus situaciones, asume también la tarea de atender a la Tercera Edad, haciéndose presente en las Residencias de Ancianos, teniendo como finalidad fomentar el clima de familia y la fraternidad en estas personas que sienten sobre sí, de un modo especial, la soledad y el abandono. Conscientes de esta realidad, queremos hacer este trabajo valorando en todo momento la dignidad de la persona en esta etapa, lo mismo que en cualquier otra de su vida.
- Sanidad. La Congregación, abierta a todos los sectores de la sociedad, se halla también presente en el mundo del dolor. Como presencia de Iglesia, portadora del mensaje evangélico a los que sufren el dolor físico en su cuerpo por la enfermedad, queremos actuar como instrumentos del amor de Dios hacia cada persona, con una paz serena y una alegre esperanza, colaborando con el equipo sanitario a fin de restablecer en lo posible la salud total del enfermo en el cuerpo y en el espíritu.
- Casas de Espiritualidad. Una de las necesidades básicas de nuestra vocación contemplativa es la dedicación a la vida interior. Estos centros proporcionan a las Hermanas un clima de silencio y oración, a la vez que están abiertos a otras comunidades religiosas y grupos eclesiales. Por este medio procuramos también «enseñar a los hombres a orar y facilitarles el encuentro con Dios» (Direct. art.45).
- Obras sociales. Estamos insertas también en las comunidades parroquiales, asumiendo los problemas de las familias que viven en nuestro entorno y colaborando con los organismos eclesiales y civiles en la solución a las situaciones de marginación que se dan en la mayoría de los lugares en donde estamos insertas.
- Seminarios. Atendiendo la solicitud de los Obispos, damos nuestro servicio en los Seminarios, queriendo a la vez estimular con nuestro testimonio de vida la formación de los futuros sacerdotes, en colaboración con la Iglesia. Encontramos en María, Madre de Jesús, el valor y estímulo para una vida dedicada al sacerdocio.
- Misiones. La Congregación, animada de espíritu misionero, se lanza por nuevos caminos de evangelización, extendiendo su acción apostólica a los países de misión viva: América Latina, África e Indonesia. Queremos anunciar la Buena Noticia de la salvación y trabajar por suscitar vocaciones nativas. Promovemos el desarrollo integral de las personas y los pueblos, acompañándoles en el proceso de crecimiento humano, cultural y religioso, mediante nuestro empeño en vivir los valores de inserción e inculturación, signos del Misterio de la Encarnación del Verbo entre nosotros.
CON ESTAS ACTIVIDADES, Y CUALQUIER OTRA QUE ENTENDAMOS PUEDE SERVIR A LA IGLESIA DENTRO DE NUESTRO CARISMA PECULIAR, INTENTAMOS SEGUIR SIENDO FIELES HOY A LA HERENCIA QUE NOS LEGÓ MADRE ELISEA, QUE, A EJEMPLO DE JESUCRISTO, PASÓ POR EL MUNDO HACIENDO EL BIEN.