Madrid, 17 de diciembre de 2020
«… se hizo visible la bondad de Dios nuestro Salvador
y Su Amor hacia la humanidad»
(Tito 3,4)
+ María,
Mis queridas Hermanas en el Carmelo:
¡Que la gracia y la paz de Jesús Encarnado llenen nuestros corazones!
Un saludo fraterno en este último mes del año tan especial y extraño por lo sucedido durante estos meses, lleno de dolor e incertidumbre, pero sin duda, también de gracia y confianza, ya que experimentamos que el Dios de la Vida nos acompaña y nos cuida de muchas maneras.
Les invito a mirar bien con el corazón, todos los acontecimientos que hemos vivido durante este año marcados por la crisis sanitaria que afecta la economía y la vida social en todo el mundo. La vida después de la pandemia que estamos viviendo, nos invita a mirar con los ojos del corazón abiertos, para leer todos los signos y rastros de la presencia del Señor en nuestra vida y sembrar esperanza en nuestro entorno más próximo.
Mirando todo con los ojos limpios y el corazón silencioso, nos damos cuenta que la vida es corta y las cosas son temporales, que nuestra salud es nuestra riqueza y apreciamos más a quienes tenemos a nuestro lado. El coronavirus nos enseña una actitud de adaptación y no de conformismo, a ser más creativos y construir nuevas oportunidades, a cuidar la naturaleza y el medio ambiente responsablemente.
En situaciones límite como lo que estamos viviendo, sacamos lo mejor de nosotras mismas. En este periodo de dificultad y sufrimiento, es admirable ver la creatividad del amor: los gestos de solidaridad y empatía de muchas personas de buena voluntad en ayudar al prójimo en sus necesidades. Verdaderamente lo esencial sólo se ve con el corazón. Uniéndonos, pues, a “tanta gente que cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad” (Papa Francisco), retomemos el rumbo de nuestra vida hacia el Señor, hacia los demás y sigamos pidiendo por la sanación de toda la humanidad.
Una vez más tenemos motivo para dar gracias a Dios por el don de la vocación al Carmelo. Quiera Dios que sea para darle gloria eternamente, ya que el mes de noviembre pasado iniciaron al Noviciado ocho postulantes de la Vicaría “Fluer du Carmel” Rwanda-Burundi. Y hoy, en el día de la conmemoración de la muerte de nuestra querida Venerable Madre Elísea Oliver Molina, estamos de fiesta, porque profesan siete novicias de la Vicaría de “Estrella del Mar” Timor Leste-Kupang. Igualmente dos Hermanas hacen su profesión de Votos Perpetuos en la Vicaría “Mater et Decor Carmeli” Indonesia Apoyemos y pidamos por cada una de ellas que sean buenas y fieles a sus compromisos.
Uniéndonos con las recientes profesas, recordemos los maravillosos consejos de nuestra Madre Elisea como su Testamento Espiritual que sigue valioso hasta el día de hoy para cada una de nosotras:
“Amadas de mi alma (…)…que no desea otra cosa que vuestra vida, vuestras aspiraciones, vuestros deseos, y que todo vuestro ser fuera en el Señor. Ea pues, hijas mias, avivad la llama con oraciones, abnegación, obediencia, caridad, cumplimiento del deber, y verdadero amor al que tanto nos ama. Ya le conocéis; no os emperezcáis; el amor le despierta, el sacrificio, la tribulación, la cruz y el sacrificio; ánimo, pues, y adelante. Yo no os deseo ricas ni con talentos, ni con otras mil condiciones que podría citaros; pero sí os deseo santas…”(Carta N⁰. 67 según la numeración de la Positio).
Como ya se acerca la Navidad, aprovecho esta ocasión a felicitarles. Esta Navidad es especial ya que desde la inseguridad e incertidumbre ha brotado más nuestra creatividad y nuestro compromiso a cuidar la vida, siendo más atentas a nuestro alrededor, acompañando y mirando con cariño las necesidades del otro. Como creyentes experimentamos que el gozo y la alegría de la Navidad no acaban en todo el año, porque Dios esta con nosotros todos los días. A todas les deseo una feliz fiesta que no se acaba y que todos puedan experimentar la bondad y el Amor del Emmanuel, Dios con nosotros.
¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y PROSPERO AÑO 2021, Hermanas. Acogamos el año 2021 con gran ánimo, esperanza y confianza en el Dios de la Vida. Que María, nuestra Madre y Hermana, nos lleve al corazón del Evangelio y nos siga introduciéndonos al misterio de Dios. Con cariñosos saludos para todas me despido llevándoles a la presencia del Señor.
Fraternalmente en el Carmelo,