Circular nº. 14

Madrid, 06 de marzo de 2021

 «Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu lealtad vale más que la vida,
te alabarán mis labios»
(Sal 62, 3-4)

+ María,

Mis queridas Hermanas en el Carmelo:

¡Que solamente Jesús y su amor llenen nuestro corazón para salud y bien de nuestras almas!

Saludos fraternos a todas y a cada una en particular en este día del 130⁰ ANIVERSARIO de la fundación de nuestra amada Congregación. Celebremos la bondad de Dios que nos acompaña desde el primer paso -el 6 de marzo del año 1891, en donde vistieron el hábito Carmelita, ocho Hermanas que fueron las piedras fundamentales de nuestra Congregación- durante el tiempo de consolidación y expansión congregacional y que sigue acompañándonos hasta  el día de hoy.

¡FELICIDADES para todas nosotras! Que sepamos contemplar las maravillas de Dios que su generosidad nos concede y vivamos este día en acción de gracias desde lo más intimo de nuestro corazón. “Bendice, alma mia al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mia, al Señor, y no olvides sus beneficios” (Sal 102, 1-2)

Como bien sabéis, Hermanas, durante este tiempo de pandemia varias comunidades han sufrido contagios de covid-19, tanto en la Comunidad de Caudete, la Comunidad de Jakarta, la Comunidad de Noviciado de Santiago de los Caballeros en Republica Dominicana, la Comunidad de Kigali (Rwanda), las Comunidades de San Juan (Alicante), la Comunidad de Elda, como en la Comunidad de Casa Madre Orihuela. Lo que pasó en nuestra Comunidad de Casa Madre fue algo que nos ha afectado e impactado a toda la Congregación, por el fallecimiento tan seguido de cinco Hermanas por este virus: Mª Socorro Font Deulofeu, Mª Vicenta Costa Serra, Teresa Medina Tocado, Encarnación Bernabé Arce y Celina Lozano Ramirez.

Hemos participado muy de cerca con nuestro cariño y oración, la experiencia dolorosa que vivimos en la querida Casa Madre. El dolor por la perdida de nuestras Hermanas, la logística y la organización se complicaron en estos días de mayor pico de contagio, ya que el virus les pilló un poco de improviso y casi  arrasa la Comunidad. Pese a todo, gracias a Dios que ya han podido superarlo, y las cinco Hermanas desde el cielo, sin lugar a duda, estarán intercediendo por todas nosotras.

Reflexionando todo lo ocurrido, sentimos la cercanía y presencia de Dios y de María nuestra Santísima Madre que nos sostienen firmez en la fe, esperanza y amor en medio de tantas angustias e incertidumbre. Experimentamos también la obra maravillosa de Dios que se hizo notar durante nuestra estancia con las Hermanas en Casa Madre. Es de conocimiento de todas que hay 40 Hnas en la Comunidad; 34 contagiadas y sólo 6 negativas.  El Señor obró un gran milagro al cuidarnos a las negativas junto con nosotras dos, Hna. Francisca Rubio y servidora del contagio del virus, durante todo el tiempo que estuvimos sirviendo a la Comunidad; así, pudimos acompañar a las Hermanas hasta que todas estuvieran convalecidas y salimos “sanas y salvas” de este prueba.  ¡Alabado sea Dios! Realmente, el Señor de la ´resurección y la vida´ fue nuestro pastor y fuerza, Él es nuestra salvación.

Con gran gozo elevemos nuestro agradecimiento y alabanza por la fidelidad y la bondad de Dios, que en este año hace posible que nuestras Hermanas Mª Dolores Viera Calcaño, Epifanía Cuéllas Gózalo y Consuelo Hernández Hernández celebran sus BODAS de ORO y a nuestras Hermanas Angelica da Silva dos Reis, Eduarda da Conceiçao Pinto, Agustinha das Regras, Agusta de Fátima Casimiro, Angelica da Silva, Romanis Valeria Símbolo, Herminia de Jesús Barreto, Adriana Mukankaka celebran sus BODAS de PLATA.

¡FELICIDADES, Hermanas! Que Jesús bendiga vuestros buenos deseos de serles fieles hasta que venga nuestra hermana muerte. “Que el buen Jesús les conceda toda la gracia que es necesaria para llegar hasta el fin” como lo deseaba también nuestra Madre Elisea (cf. Carta N⁰.59 según la numeración de la Positio).

Estamos en plenos días de Cuaresma, un tiempo de renovar nuestra vida para ser más de Dios; un tiempo de volver a la Fuente de Misericordia, al Dios de la ternura y de la bondad, a la metanoia. Abramos, pues, nuestro corazón a la sincera conversión para poder re-nacer del Espíritu, que nos renueva y trasforma para poder ser mejor cada día.  Recibid un fuerte abrazo y bendiciones.

Fraternalmente en el Carmelo,