Los días 26 y 27 de julio nos impartió la formación el P. Ignasius Budiono, O. Carm, el cual de una manera muy dinámica y cercana nos habló del tema: “Herederas y transmisoras del estilo de vida del Carmelo”, poniendo mucho énfasis en el testimonio de nuestra vida en la búsqueda continua de Dios a través de la oración, fraternidad y servicio, y lo importante que es para nosotras la formación como un estilo de vida, potenciando los valores de la internacionalidad y la interculturalidad.
Estamos llamados como carmelitas a “ofrecer al Señor un corazón puro”, “Vivir en obsequio de Jesucristo”. El centro de la vida del Carmelo somos nosotras mismas, personas espirituales. La llamada al Carmelo es iniciativa de Dios, y Él nos transforma continuamente para llevarnos a la unión con Él. Somos buscadores de Dios, pero ¿Cómo encontramos a Dios? “viviendo obedientemente a Jesucristo y sirviéndole fielmente con corazón puro y buena conciencia” (Regla Carmelita, nº 2). El viaje interior y la experiencia del amor transformados de Dios es el centro de la vida de los Carmelitas.
Debemos ser conscientes de las debilidades que nos impiden la unión con Dios (orgullo, codicia, ira, envidia, pereza, codicia espiritual). La humildad es la verdad en nuestra vida. La oración es la puerta para entrar en la vida interior, para conocernos a nosotros mismos y para formarnos. Necesitamos entrar en nuestros corazones.
La contemplación se manifiesta en la vida fraterna cuando vemos y encontramos a Dios en nuestras hermanas. Vivir en comunión es un elemento fundamental de la vida fraterna.
Hay una pregunta que resuena “¿qué busca la gente de hoy?”.
Hoy día hay muchas personas tienen la “casa llena”, pero la mente y el corazón vacío, viven en un vacío existencial. “El consumismo, es el dolor y la ansiedad nacidos de un corazón insatisfecho” EG. 2. Se vive también en una superficialidad de la vida, nos compartimos a nivel profundo nuestra vida, se comparte solo lo superficial, lo que no compromete. El Papa Francisco nos interpela diciendo que nuestro mundo cada vez más avanzado y rico, se está volviendo más pobre y desesperanzado, y esto ¿por qué? Porque la esperanza no funciona en una vida regida por el consumismo. Así que tenemos el gran desafío de buscar al Dios vivo y verdadero, para poder ofrecerlo al mundo de hoy que tanto lo necesita. Todas nos sentimos llamadas a vivir estos, según nos dice nuestras Constituciones “nuestra misión como carmelitas es buscar y vivir la presencia del Dios vivo y verdadero y ayudar a las personas a descubrirle y entrar en relación con Él” nº4.
Estas charlas nos esponjaron el corazón, pues volvimos a vivir nuestro anhelo profundo de ser fieles al Señor en el Carmelo.