El 10 de mayo a las 11:30 a.m., nos reunimos en la sala de conferencias para dar inicio a nuestro curso de formación permanente. La Hna. Ma. del Carmen Hernández Belmonte, consejera de Formación y Vicaria General, nos dio la bienvenida y a modo de oración nos presentó la proyección “Vasijas de Barro”, en donde se nos invitaba a ser dóciles en las manos del Señor y mantener encendida nuestra lámpara.
La Hna. Ma. del Carmen Aparicio Personal, Superiora General hizo la apertura oficial del curso. Venía del Encuentro de Superioras Generales en Roma. Comenzó diciéndonos “Vi descender la nueva Jerusalén y venían de todos los pueblos… y ya no había templo”. La presencia de Dios está entre nosotras en este año de la Fe. Luego fue explicándonos los objetivos y la finalidad de la Formación Permanente desde nuestras Constituciones, artículos 87 y 90. Es un tiempo de renovación y para fomentar la internacionalidad creando y potenciando lazos de unidad y fraternidad universal. Nos exhortó a aprovechar este tiempo de gracia y las circunstancias que nos rodean, como elementos propicios, para nuestra santificación. Ser fieles al carisma recibido como don del Espíritu Santo. Nuestro camino de santidad son nuestras constituciones. Estamos llamadas por nuestra Consagración a salir de nosotras mismas para la adoración y servicio en clave de éxodo, en el amor a Él y a los hermanos.
Continuamos con una dinámica. Cada hermana tomaba una carpeta y la entregaba a la persona cuyo nombre estaba allí escrito, le leía el mensaje y se presentaba. Dentro de la carpeta había entre otras cosas, un rosario de rosas bendecido por el nuevo Pontífice Francisco. Luego expresamos qué esperábamos del curso y cómo nos sentíamos. Seguidamente se nos dieron las pautas de la organización del curso, grupos y tareas a realizar. La Eucaristía y Laudes de cada día los celebraremos junto con las hermanas de la Comunidad de la casa y en la tarde tendremos como grupo, media hora de adoración al Santísimo y las Vísperas.