Cristología – Mariología

Día 14

Hoy a las 8:30 horas comenzó nuestra jornada con el rezo de Laudes. A las 10:30 horas nos reunimos al Salón para el Curso de Cristología – Mariología, impartido por el P. Salvador Villota, O. Carm. Rezamos con la oración “Cómo tú, María”.

Nos motivó a dejar que Dios acampe entre nosotras. Vivir en obsequio de Jesucristo, hacer de la propia vida una ofrenda a Dios y docilidad al Espíritu.

PREMISAS, basado en Mc 4, 1-34.

  1. La Parábola del Sembrador quiere iluminar que el que la semilla germine y dé fruto, no depende solo del sembrador, sino sobre todo del terreno. Los fracasos no se deben al sembrador sino al terreno. Tenemos la responsabilidad de ser terreno bueno.
  2. La parábola de la semilla que crece automáticamente. Aunque entre la cementera y la cosecha no aparezca el sembrador y parezca que la semilla fue abandonada a su suerte, lo cierto es que el sembrador aparece cuando el fruto está maduro. Es necesario aprender a guardar la Palabra, perseverando en el bien, practicando la paciencia. Esta perseverancia hace que aparezca la esperanza en el alma, es decir, la confianza en Dios.
  3. La parábola del grano de mostaza. El Reino de Dios no es de este mundo y sus frutos son espirituales y eternos, no pasajeros. Lo pequeño puede llegar a ser grande. Dios ensalzará lo pequeño y humilde.

Recesamos y luego de rezar en Ángelus continuamos con el tema: LA GRANDEZA Y LA SANTIDAD DE DIOS. Nos invitó a volver a leer el Magníficat, que es la proclamación de Cristo en María. Lleva al Señor en su seno, el Hijo suscita en ella estas palabras; ella es testigo de lo que está ocurriendo en ella.

LA “GRANDEZA DE DIOS” EN MARÍA

Magnificar” quiere decir “proclamar la grandeza”. Las primeras palabras que María pronuncia en el Magníficat expresan el asombro que vive en lo profundo de su alma al contemplar, en sí misma, la grandeza indecible del Señor – Dios. Habla del Señor con auténtico respeto y nos invita al temor de Dios para formar parte de aquellos que le temen. Le da gloria por ser quien es y se somete a su voluntad.

LA GRANDEZA Y LA SANTIDAD DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

El conocimiento del A.T. ha ayudado a María a penetrar en la revelación de la grandeza y de la santidad del Señor, celebradas en su pueblo Israel, y a crecer en el sentido del temor de Dios, aceptando la enseñanza que Dios mismo transmite.

Recesamos para la comida y reanudamos en la sesión de la tarde a las 17:00 horas.

El Evangelio de Lucas nos habla del HOY de DIOS. Cuesta vivir el HOY, aprender a escuchar su voz en el presente. El Espíritu Santo es nuestro Maestro interior. Jesús habla de la cercanía del Dios. Ese reino de Dios es accesible a través de la fe. Recibir a Cristo es recibir a Dios AHORA. El mensaje del Evangelio es para vivirlo cada día, no para mañana o para “la vecina”; para vivir lo que Jesús anuncia en el día a día y en la existencia cotidiana. Cristo está aquí en nosotros, vive en la Iglesia; está en el corazón de los cristianos. Vivir cada día con, por y en Él.

Jesús nos invita a seguirle hoy, cargando nuestra cruz. Hoy estoy con Cristo para vivir esa cruz con Cristo. Hoy no hay modo de descansar si no es en Cristo. Caemos en el tedio de la vida porque lo dejamos ausente.

Conceptualizando Lucas 17, 26ss:

Sólo existe el HOY…dejar que Cristo entre en tu vida. Quiere manifestar en ti su Gloria. Estamos llamadas a introducir el cielo en esta vida. No lo vivo sola, lo vivo con Cristo. Trabajar por ser santas. Jesús quiere que seamos santas porque su llamada es para introducirnos en los cielos, en su misma santidad. Dejar que Él determine tu vida. Descubrir que tenemos alma. Comenzar a vivir para nuestra alma. Vivimos aprisionados, para el bienestar de nuestro cuerpo, en una “Sociedad de Bienestar”, donde el cuerpo es el centro. Huimos de la CRUZ.

¿Tenemos alma? ¿La has descubierto?
¿Cuál es más importante para ti… el cuerpo o el alma?
¿Merece la pena cuidar el alma? ¿Cómo la cuido?
¿De qué se alimenta tu alma?

Lucas cita muchas veces la palabra alma en su Evangelio: la Buena Nueva se acoge en el alma. María la acoge: “Proclama mi alma”; Simeón le dice “una espada te atravesará el alma”. Cristo dice que es más importante salvar el alma: “de que te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma?” En la parábola del rico que acumuló bienes: “Necio, esta misma noche se te pide el alma”.

Cuatro puntos importantes:

  • El justo muere en la hora justa.
  • Nos movemos en un mundo complejo, un mundo en el que Dios quiere introducirnos para vivir plenamente.
  • Vive hoy y con Cristo.
  • Vivir el hoy como una ofrenda. Ofrécete hoy en los tres votos. Tengo la gracia para cada instante.

Día 15

Hoy 15 de junio de 2019 comenzamos el día a las 8:00 horas con la celebración de la Eucaristía y Laudes. A las 10:30 horas nos reunimos en el Salón y después de invocar la presencia del Espíritu Santo con un canto, el P. Salvador desarrolló el tema:

MARÍA Y LA VIDA ETERNA

María, adherida de corazón al corazón de Jesús, su hijo, hizo suya la bienaventuranza de los pobres en el Espíritu. Ella es “la pobre en el Espíritu” abierta al reinado de Dios en todo su ser y existir.

María ama a Dios sobre todas las cosas, siempre, cada día e instante de su existencia.

Citando la lectura del Joven rico, Mt. 19, 23, nos aclara: ¿cómo es posible que la riqueza imposibilite la entrada en el Reino de los Cielos?

Las riquezas son una insidia, no una ayuda. La realidad mundana se orienta hacia un continuo enriquecimiento, hacia una prosperidad que se denomina “sociedad de bienestar”. Pero el resultado espiritual es orgullo, egoísmo, soledad, inmoralidad, desamor, abandono de las responsabilidades, abortos, eutanasia, divorcios.

María Madre y Discípula de Jesús, renunció de corazón a la mundanidad. Eligió ser pobre según Dios y, por ello, tenía una voluntad libre para entregarse dócilmente a cumplir su Palabra. Esa Palabra era para ella el fundamento de todo cuanto era y vivía, porque expresaba la voluntad de Dios. María tenía la mirada de su corazón en la vida de Dios que es vida eterna.

María tenía puesta su esperanza en Dios, en que el Nombre de Dios fuera en ella glorificado. Nos enseña a discernir el camino de la vida que es su Hijo:

  • Considerar la fugacidad de la existencia
  • Tener presente la verdad de la existencia de Dios, a quien se tendrá que dar cuenta.
  • Acoger la vida eterna que nos ofrece Jesús y que consiste en la comunión de vida, de amor con Dios.
  • Seguir a Jesús, poniendo en Él el propio existir, la subsistencia y la esperanza en la vida futura.

Dio espacio para poder hacer preguntas. Agradecimos al P. Salvador su reflexión y nos tomamos la foto grupal.