Hna. Esther Pérez Galván

Madrid, 4 de junio de 2013

 

“Del mismo modo que Jesús ha muerto y resucitado, a los que han muerto en Jesús,
Dios los llevará con él”.
(1 Tes 4,14)

 

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 30 de Mayo, desde la Comunidad de Casa Madre, en Orihuela (Alicante), nos dejó para gozar en la presencia del Señor, nuestra Hermana

ESTHER PÉREZ GALVÁN

Nació en Aspe (Alicante) el día 9 de Febrero de 1925. Hija de Blas y Josefa, matrimonio que tuvo 8 hijos, dos de las cuales ingresaron en nuestra Congregación (la Hna. Nieves y ella, ambas mellizas) Fue bautizada en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro, de Aspe, con el nombre de María, el día 18 de Febrero de 1925 y confirmada, el 18 de Agosto de 1930.

Inició su Postulantado en la Congregación en Octubre de 1948, en Orihuela, al igual que el Noviciado, que comenzó el 21 de Noviembre de 1949. Emitió su Primera Profesión, el 5 de Diciembre de 1950 y la Perpetua el 30 de Agosto de 1956, en la Iglesia de Casa Madre.

D. Felipe Bernabéu Poveda, cura ecónomo de la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro del pueblo natal de nuestra Hermana, escribía de ella, en 1948, lo que podría ser la tónica general de su vida: “…conozco personalmente a la joven María Pérez Galván, pudiendo asegurar que es de buenas costumbres y de excelente conducta religiosa”. Igualmente, su director espiritual, P. Miguel López Moya, de la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón (Padres Reparadores), en Novelda (Alicante), nos dirá respecto a su vocación religiosa: “Estudiada su vocación y después de pedir las luces de la divina gracia, he llegado a la conclusión de que Dios la llama al estado de perfección que libre y deliberadamente desea abrazar en dicho Instituto; que es su loable resolución. La guían motivos sobrenaturales y a mi juicio posee las dotes necesarias para cumplir las obligaciones exigidas por su vocación”.

En los lugares por los que pasó (Orihuela, “Centro Social”, Socuéllamos, Guardamar, Caudete, Aspe y Valencia) se dedicó preferentemente a la cocina, aunque en un testimonio firmado por ella, podemos leer: “Nunca en mi vida me gustó la cocina (…) Pero Dios quiso que la mayor parte, por no decir que toda mi vida religiosa, la he pasado en la cocina. Sin embargo, Él me dio fuerzas y a pesar de todos los sufrimientos que este trabajo lleva consigo me he encontrado contenta, deseando cumplir la voluntad de Dios

Mujer de carácter callado y muy sufrida, supo vivir en el silencio de la aceptación de la voluntad de Dios todo lo que se le iba pidiendo. Así lo podemos intuir a través de una experiencia suya: “En el año 69 fui a hacer Ejercicios a Orihuela y después de éstos, en que una se encuentra capaz de los mayores sacrificios, me enteré que M. General se encontraba apurada porque no tenía a quien mandar a Caudete (…) entonces le pedí a M. General me trajese aquí. Me fue concedido. Y me vine a Caudete de buena gana. Dios aceptó mi sacrificio porque me he encontrado feliz y contenta y muy centrada”.

Era una hermana muy abnegada. Le gustaba hacer obras de caridad y ayudar a todo el que lo necesitara sin hacerse notar. Bien se podría decir de ella que “lo que hacía su mano derecha no se enteraba su mano izquierda”.

Mujer prudente y de gran resignación, hasta los últimos momentos de su vida, a pesar de la enfermedad, que le ocasionaba fuertes dolores. Mantuvo hasta el final plena conciencia, recibiendo el Sacramento de la Unción cuando ya estaba cerca el momento de su partida, con una actitud de alegría y deseo de encontrarse con el Señor. Serenamente fue apagándose, dejando en todas las Hermanas de Casa Madre la misma paz con la que ella culminaba su andadura en la tierra.

En sus escritos, aunque muy pocos, podemos leer lo que bien podría haber sido su epitafio: “Todos los momentos de mi vida han sido felices y dichosos, jamás he pensado en otra cosa más que en cumplir lo mejor posible lo que se me mandaba porque era la manifestación de Dios

Que el Señor, rico en Misericordia, la haya cogido en su seno para darle el descanso eterno, y desde allí interceda por la Congregación.

Unidas en el Carmelo