Hna. Anastasia Navarro López

Madrid, 12 de Enero de 2015

 

“Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros
desde la creación del mundo”
(Cfr. Mt 25, 34-35)

 

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 3 de Enero, recién comenzado el Nuevo Año, desde la Comunidad de Tales, en Castellón, pasó a estar con el Padre nuestra Hermana

ANASTASIA NAVARRO LÓPEZ

Nació en El Ballestero (Albacete) el día 19 de Marzo de 1926. Hija de Hilario y Rosario. De 6 hermanos, ella era la quinta. De entre ellos, tres religiosas  en nuestra Congregación: las Hnas. Alejandra, ya fallecida, María, que está en Tales y nuestra Hna. Anastasia. Fue bautizada en la Iglesia parroquial de su pueblo, “S. Lorenzo, mártir”, el 16 de Abril  de 1926 con el nombre de Josefa, y confirmada en el mismo lugar, el 7 de Junio de 1930.

Comienza su postulantado en Orihuela el 6 de Noviembre de 1949, y en el mismo lugar inicia el noviciado el 24 de Octubre, un año después. Su primera profesión la hizo el 29 de Octubre de 1951, y la perpetua el 12 de Septiembre de 1957, ambas también en Orihuela. Las bodas de Plata las celebró en Aspe, el 29 de Septiembre de 1976, y las de Oro el 21 de Noviembre del 2001, en la comunidad de Tales (Castellón), junto con la Hna. Ana Moreno Agudo, fiesta de la Presentación de la Virgen y dentro de la celebración de los 750 años de la entrega del Santo Escapulario a San Simón Stock. Fue oficiada por el P. Leopoldo Rivero, sacerdote venido de Córdoba, sobrino de la Hna. Ana Moreno y concelebrada por el P. Rafael Mª López Melús, Jaime y Alfonso Carlos, también carmelitas y el párroco de Tales, D. José Llopis.

Estuvo destinada en el Seminario diocesano de Orihuela (Alicante) y en el de Tiana (Barcelona). Después pasó a Tortosa (Tarragona), Caudete (Albacete), Madrid, Fuente de Cantos (Badajoz), San Juan-Residencia (Alicante), Aspe (Alicante), Socuéllamos (Ciudad Real) y finalmente Tales, donde el Señor la llamó para seguir celebrando el Nuevo Año con Él.

Auxiliar de clínica de profesión, su labor estuvo ligada no solo al campo de la sanidad, sino al de gobierno, como superiora y responsable, en la cocina o como encargada de comedor…como bien decía ella cuando le preguntaban a qué actividades prefería dedicarse, “…siempre procuro ser útil en lo que me mandan”.

De su vida religiosa ella misma escribe algunas experiencias y hechos representativos: “Siendo postulante en el Seminario de Orihuela, en el que estuve con mi Hermana Alejandra, pues ingresamos juntas, tuve una experiencia riquísima, tanto en lo espiritual como en la actividad.

Debido al gran fervor con que comencé mi donación a Cristo, por medio del Carmelo, todo aquello tan raro de entender y duro de pasar, se me hacía fácil por aquel gran deseo de poder darle al Señor algo que mereciera la pena. Fue un tiempo austero y fuerte, pero con gran entusiasmo y deseos de aprovecharse y buscar a Dios en todas las cosas. Para mi entender, aquellas enseñanzas son las que me han dado fortaleza en el correr de mi vida para poder defenderme en los momentos de la prueba que nunca faltan. Siempre doy gracias a Dios por lo mucho que me ha servido.

Otra fue en Tarrasa. Un mundo muy distinto, pero también para mí fue una escuela de aprendizaje, en todos los aspectos. Aquellos enfermos fueron más que una enciclopedia para mí, pues aprendí mejor y más al vivo, a conocer a Dios, y más dónde está el bien y el mal. Me ayudaron a afianzarme más en mi consagración y se fortaleció mi espíritu para la lucha”.

Ya desde Tales, limitada de salud, escribía: “Me encuentro muy limitada…Yo desde aquí, me pongo en manos del Señor para que quiera acoger esta pobreza mía en favor de cooperar para el buen fruto de tantos esfuerzos por conseguir un enriquecimiento espiritual y de madurez en todas las que formamos la familia de Madre Elisea y de Ntra. Madre del Carmen.

Vamos llegando al  fin del  trayecto y no hay tiempo que perder, lo hecho, hecho está, más bien o menos bien y ya no se repite, por eso hay que agarrarse bien al timón para que en el ocaso de la vida, al  que ya hemos llegado, podamos reparar y hacer que no se hunda la barca cuando la mar se enfurezca”.

Las Hermanas de Tales, con las que convivió en esta última etapa de su vida, destacan su “carácter alegre, comunicación y apertura a todos. Muy entregada al Señor, su frase era: “Señor, si me olvido de ti, Tú nunca te olvides de mí”.

Tenía un amor muy especial a los sacerdotes, y así lo pudo vivir cuando pasó por los Seminarios de Orihuela, Tiana y Tortosa, donde no escatimó sacrificios por ellos, además de ofrecer su vida por su bien espiritual.

También cuidó a los enfermos con mimo y generosidad. Cuando estuvo en Tarrasa al cuidado de ellos, un enfermo estaba muy grave, ella con una gran fe se quitó la medalla de la Virgen y se la puso al enfermo y le dijo: “No te vas a morir, la Virgen te va a curar”. El enfermo se curó, y a pesar del tiempo trascurrido desde entonces, ningún año ha pasado sin mandarle esta familia de Cartagena, un presente muy generoso por Navidad.

Anastasia ha sufrido mucho con sus enfermedades, sobre todo por su limitación en la vista. Y últimamente, con la enfermedad de su Hermanas María, donde a diario se la veía sentada junto a ella, para hacerle compañía”.

Termino con las palabras finales que nuestra Hna. junto con la Hna. Ana Moreno escribieron en la reseña de sus Bodas de Oro: “Que María nuestra Madre nos ayude a consumar nuestro sí, como ella, hasta llegar a la meta, encuentro definitivo con Él”. La Hna. Anastasia ya lo ha conseguido, que desde el cielo también lo pida para que se haga realidad en nosotras.