Hna. Consuelo Martínez Abellán

Combatí el buen combate, he concluido la carrera, he guardado la fe. Nada me resta sino aguardar la corona de justicia que me está reservada, y que me dará el Señor en aquel día, como Justo Juez”.
(2 Tim 4, 7- 8)

 

Queridas Hermanas:

Con la convicción profunda de que estas palabras de Pablo resumen la vida entregada y gastada mayormente en las misiones, de nuestra Hermana, damos gracias a Dios por el don de su presencia entre nosotras,

Consolación Martinez Abellán
En religión: Consuelo

que nuestro Padre Dios quiso llevarse con Él, desde la Comunidad “Ntra. Sra. del Carmen” de Casa Madre (Orihuela), el día 21 de agsto de 2019, Vísperas de la Fiesta de Santa María Reina, Nuestra Madre, a Quien tanto amaba y hacía amar a las personas con las que convivía y servía.

Nació en Ribera de Molina (Murcia), el 20 de enero de 1939, hija de Cornelio y María, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos, siendo nuestra Hermana la cuarta de ellos. Fue bautizada el 6 de agosto del año 1939, en la Iglesia Parroquial del Sagrado Corazón de su pueblo natal, donde también fue confirmada el 10 de junio de 1944.

Comenzó su postulantado en Orihuela, el 13 de julio del 1955, donde también inició el noviciado el 13 de marzo de 1956, y profesó el 4 de abril de 1957; hizo sus votos perpetuos el 31 de agosto de 1963 también en Orihuela; las Bodas de Plata las celebró en Bobonaro (Timor Oriental) el año 1982, y las Bodas de Oro en Fatuhada (Dili-Timor), el día 12 de abril del año 2007.

Mujer agradecida que caminaba siempre en la verdad, sabia lo que quería en la vida y compartía desde la abundancia de su corazón. Escribe: La llamada a la vida religiosa, fue para mí una de las gracias mayores que el Señor podía darme, en la que he procurado vivir siempre con ilusión y alegría, dándome a las almas, porque una vida sin amor, sin ilusión, no tiene mérito ante Dios.

No tuve la suerte de conocer a la Madre Fundadora, ni a la Madre Josefa Albert ya que murió 4 años antes de yo ingresar. Tuve la suerte de convivir con Madre Encarnación Fornés, todo el tiempo del Postulantado, nos trataba como verdaderas hijas suyas, y tenía una caridad extrema con todas …

Yo he pasado 16 años en Portugal, conviviendo con los pobres y enfermos, y me he sentido muy feliz y contenta, compartiendo con ellos todo el amor que Dios puso en mi corazón.

Veinte años antes de que el Papa Benedicto XVI pronunciase su Homilia en la misa de inicio de su Pontificado: “Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Testimoniar que ha amado al mundo en Su Hijo. Por eso no consiste solamente en transmitir o enseñar una doctrina, sino en anunciar a Cristo, el misterio de Su Persona y Su Amor, porque estamos verdaderamente convencidos de que nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con Él”. (24 de abril 2005); ya nuestra Hermana, como tantas otras misioneras y misioneros del mundo, estaban evangelizando a los pueblos lejanos con su presencia real entre ellos. Por su forma de ser, era una más del pueblo sencillo de Bobonaro, se hacía de querer: cercana, acogedora, humilde, generosa, sensible, servicial, alegre, buena, luchadora, valiente; se implicaba en la vida real de las personas y hacia suyos las alegrías y los problemas de los demás. Poseía una gran libertad interior, decía lo que pensaba con autoridad moral, a la vez que con gracia; por eso, sus reproches o correcciones eran bien acogidos. Para el pueblo de Bobonaro y de muchas Hermanas de Timor e Indonesia, era una auténtica hermana mayor, ejemplo, maestra de vida, inspiración, amiga, madre y abuela.

Toda su vida fue una entrega constante e incondiconal a Dios, a través de las personas más necesitadas. Ella misma los sintetizaba de esta forma: “Una vida vivida y gastada en fidelidad a Cristo, han sido mis 50 años de vida religiosa y 35 aquí en Timor… yo he tenido la experiencia de pasar las 3 guerras en Timor. La del 1975, la del 1999 y la del 2006. Para mí ha sido muy positivo porque he podido vivir y compartir con el pueblo tantos sufrimientos, esto me ayudó mucho en mi vida personal …

En Bobonaro me pasé 28 años, he gastado mi vida en bien de mis hermanos Timorenses, siempre disponible para atenderlos día y noche. La puerta siempre abierta. Para visitar los campos teníamos mucha dificultad, solo podíamos desplazarnos con caballo o andando.

Atendíamos a los enfermos y a las señoras de parto, en el policlínico o en sus casas, a la hora que llamaban estábamos prontas, en las dificultades el Señor se hacía presente … Yo le doy gracias a Dios por la fidelidad de mis 50 años de vida religiosa y los 35 años de vida misionera en Timor Oriental”. (Dili, 12 de abril 2007)

El Señor la había dotado de muchas habilididades, y como buena administradora de los dones recbidos, los hizo fructificar el ciento por uno. Mujer polifacética, sabia hacer de todo, y cuanto tocaba se transformaba en oro. Trabajadora durante toda su vida, no se limitaba a un determinado apostolado, sino que ejercia de enfermera y comadrona; maestra de bordados, costura y confección; en todas las comunidades por donde pasó, siempre tenía (al lado de la casa de la comunidad) una pequeña cría de cerdos, conejos y gallinas y también su huertecita con variedades de legumbres y verduras, en el patio del policlínico, de la sala de costura o en el trozo de terreno que teníamos en Bobonaro. Era buena negociante, sabia encontrar buenos compradores para las labores que hacían en los talleres de costura de Bobonaro y Bebonuk, y también para lo que hacían las formandas (Postulantes y Novicias). Enseñaba Catequesis, dirigía la formación en la profundización de fé de los varios grupos existentes en la parroquia; también se encargaba de la Liturgia y de la Sacristia. En tiempos de guerra, junto con la comunidad, se quedaron con el pueblo corriendo la misma suerte que ellos; no escatimaba ni esfuerzos ni desvelos para salvar muchas vidas.

Fue muy querida y recordada en los lugares de Timor e Indonesia por donde pasó y era conocida. Cuando se enteraron de su fallecimiento, las muestras de cariño han sido muchas. Por citar solo un ejemplo: en Bobonaro empezaron a organizar veladas de oración que duraron desde el día de su muerte hasta el día 27 de agosto, fecha del 45 aniversario de su llegada a Bobonaro, (con las Hnas. Engracia Quesada q.e.p.d. y Serafines Miñano), que se terminó con una Misa Solemne de acción de gracias por su vida gastada y entregada por este pueblo. En las distintas regiones donde se encuentran las Hermanas de Indonesia y Timor también erigieron pequeños altarcitos en su honor con su foto, para recordarla y rezar por su eterno descanso.

Realizó su misión en dos comunidades de Portugal (Couço y Estremoz) y cuatro de Timor (Bobonaro, Bebonuk, Fatuhada y en el Noviciado de Surik Mas). En 2011, ya delicada, fue trasladada a Casa Madre (Orihuela), donde, mientras pudo, estuvo ayudando en las diversas tareas de la casa. En estos últimos meses en que sus movimientos estaban prácticamente reducidos, estaba en plena paz y resignación, jamás se alteró ni se quejaba de nada. ¡La Gracia de Dios estaba en ella!

Tu destino tenía que ser Bobonaro y así fue … ¡Gracias alma grande! Descansa en la paz de tu Creador y Señor ….