Hna. Eloisa Muñoz Moles

No sabemos si estamos destinadas a ser ríos caudalosos
o si hemos de parecernos a la gotita del rocío que envía Dios
en el desierto a la planta desconocida.
Pero más brillante o más humilde,
nuestra obligación es siempre cierta:
no estamos destinadas a salvarnos solas
”.
(Apuntes, Hna. Eloisa q.e.p.d.)

 

Queridas Hermanas:

Con esta breve pero bonita y profunda reflexión, sacada de sus apuntes que titula PISTAS DE LUZ, empiezo esta necrología. Desde la Comunidad “Ntra. Sra. del Carmen” de Orihuela, Casa Madre, el 18 de octubre de 2018, nuestro Padre Dios quiso llevar con Él a nuestra Hermana,

Ana Muñoz Moles

En religión, Eloisa   

Nuestra Hermana, nació en Alhama (Granada), el 5 de febrero del año 1928, era hija de Antonio y Matilde, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos, siendo nuestra Hermanas la tercera de ellos. Fue bautizada a los pocos días de su nacimiento el mes de febrero de 1928, en la Iglesia Parroquial de la Encarnación de su pueblo (Alhama) y confirmada años después, el 27 de abril de 1946 en la misma Parroquia.

Comienza su postulantado en Granada e inicia su noviciado en Orihuela el 16 de septiembre de 1948. También allí profesa el 13 de julio de 1950 y hace sus votos perpetuos el 30 de agosto de 1956. Celebró sus Bodas de Plata en el año 1975 en la Clínica Monserrate de Orihuela, y las Bodas de Oro en Casa Madre el 3 de junio de 2000.

Dedicó su vida entera al cuidado de los enfermos y ancianos. Estuvo en Estremoz (Portugal), Tarrasa (Barcelona), San Sebastián, Orihuela (Alicante), Sanatorio Ntra. Sra. de Monserrate, Paradas (Sevilla), Velez Malaga, las dos comunidades de Francia (Agen y Pau), Nápoles y Grottaferratta (Italia) y ultimamente en Orihuela, Casa Madre; aquí permaneció desde 1997 hasta que nuestro buen Dios la llevó consigo.

Su perfil tanto humano-cristiano como religioso-carmelita, está plasmado en sus escritos y en su testimonio de vida experimentada por su familia, por las muchas hermanas y empleados que la conocieron o que convivieron con ella. Para muchos de ellos, la Hermana era una “persona generosa, con un gran corazón, siempre pendiente en ayudar”. Además:

  • Era una Hermana muy atenta y detallista con las Hermanas de la Comunidad donde se encontraba, con los empleados, con las personas que nos visitaban  o a las que visitábamos. Era cariñosa y muy atenta especialmente con las que no se sentían bien; se volcaba de atención con ellas y no escatimaba nada para ayudarles. Nunca se quedaba con los regalos que le hacían, en seguida los repartia. Disfrutaba de hacer felices a los demás.
  • Era un vivo testimonio de entrega generosa, de desvivirse por los demás ayudando. Este su afán por ayudar, se torna como obsesión en ella, y no siempre es comprendida o mirada con buenos ojos; porque algunas Hermanas dicen que, con tal de ayudar o “dar algo” a las personas que según ella son necesitadas, daba la sensación como que no obedeciera a la Comunidad. “He de luchar sin tregua con mi carácter. Repetiré varias veces, me río de las contrariedades. Con tu ayuda, Madre mía, venceré todos los obstáculos. Debo de orar … La auténtica postura ante Dios de reconciliación debe ser la humildad, el amor… Señor ayúdame  a luchar, a vencer y a llegar a estos tres grados de unión y reconciliación: DIOS, LOS DEMÁS Y YO …” (Pistas de Luz).
  • Era una persona de convicciones profundas, por eso seguía haciendo lo que pensaba que debía hacer, con normalidad, con mucha paz y serenidad; quitando importancia al drama y a las voces que se alzan en contra de este su actuar. Porque esto es lo que aprendió desde su infancia: ayudar, compartir siempre y constantemente.
  • Era una hermana muy auténtica, silenciosa; lo que hace, lo que dice, sale de su corazón. Siempre tiene palabras de aliento y de ánimo para las Hermanas que tienen dificultad en la vida comunitaria. Decía siempre “Estamos en una determinada comunidad y misión por la Santa Voluntad de Dios, así que tengamos confianza que Ël no nos abandona”.
  • Era muy fraterna, procuraba agradar y ayudar a todas; intentaba no molestar a nadie. Jamás ha contestado mal a nadie o hablaba mal de nadie, aunque tenía razones de sobra para hacerlo. Tenía su punto de broma, de humor para alegrar en los momentos “pesados”, “de tensión” o “grises”.
  • Era una hermana orante, piadosa, no descuidaba de sus ratos de oración, pero sí los vivía con intensidad. “La oración no se hace con la inteligencia tanto como con el corazón. No queramos solamente dialogar nosotras con Dios. Dejemos también que Dios nos hable y nos cure como Él quiere hacerlo” (Pistas de Luz).
  • Vivía con autenticidad y sencillez su consagración, su vida religiosa. “¿Para qué he ingresado? He ingresado en la Congregación para vivir y morir en cada instante, para gloria de Dios … Un alma consagrada a Dios debe ser independiente del ambiente, libre … Dispuesta a la lucha y al trabajo para salvar almas. Inaccesible al desaliento, llena de serena alegría y confianza. Unida a Dios por la vida interior, por la oración” (Pistas de Luz).
  • Era muy veraz. Cuando había dificultad, iba directamente a la persona responsable; no era partidaria de chismes porque según ella “hiere la vida fraterna y hace daño a nuestra propia alma”.
  • Era una trabajadora incansable y muy madrugadora; ya con la salud deteriorada, seguía cumpliendo con sus deberes (decía ella),  hasta que no pudo más. “No necesito descansar ahora, ya llegará el día en que Dios me llevará con Él, entonces descansaré”.
  • Era una mujer sacrificada, llevó su enfermedad con santa resignación abandonándose en las Manos de Dios, sin jamás quejarse “lo que Dios quiera, estoy en sus manos… Creo que el dolor nos indica el camino más seguro y directo para ir a Dios; que es una señal de amor cierto por parte de Dios. Creo que el dolor será glorificado en la eternidad. Creo que mi dolor unido al de Jesús, es uno de los medios más fecundos para convertir y salvar mi vida y la de los demás” (Pistas de Luz). Era muy agradecida a las personas que la cuidaban y la visitaban.
  • Ella quería mucho a Madre Josefina Serra. Hizo los votos perpetuos en sus manos y estuvo con ella de comunidad en Estremoz (Portugal); tiene copiados algunos buenos consejos (o cartas, circulares …) que a ella le hacían bien.

Demos gracias a Dios por el don de la vida de nuestra Hna. Eloisa, que pasó por el mundo desapercibida haciendo el bien y que ya está gozando de la Presencia de su Señor. Confíamos en su intercesión desde el cielo.

Recibid un saludo de hermana en el Carmelo y sigamos  rezando las unas por las otras,