Hna. Expiración de la Torre de la Torre

“Os aseguro que lo que hayáis hecho a uno solo de éstos mis hermanos más pequeños,
a mí me lo hicisteis”
(Mt 25,40)

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 13 de Enero, desde la Comunidad de Casa Madre en Orihuela (Alicante), el Señor quiso llamar a nuestra Hermana

EXPIRACIÓN DE LA TORRE DE LA TORRE

Nació en Alfacar (Granada), el día 21 de Septiembre del año 1930. Hija de Miguel y Natividad. Fueron 8 hermanos, siendo nuestra Hermana la séptima. Fue bautizada en la Iglesia parroquial de su pueblo, el 3 de Octubre del 1930, con el nombre de María de la Expiración de la Santísima Trinidad y confirmada en el mismo lugar, el 17 de Abril de 1941. Otra de sus hermanas, Amparo, fue religiosa Mercedaria, pasándose a llamar Natividad, en religión.

Comienza su postulantado en Granada y posteriormente en el Seminario de Orihuela, el 10 de Marzo de 1950. El noviciado lo inicia en Casa Madre el 24 de Marzo de 1951. Su primera profesión, también en Orihuela, fue el 27 de Marzo de 1952 y la Profesión Perpetua la realiza el 10 de Octubre de 1957, en Benavila (Portugal).

El 8 de Marzo de 1950, poco antes de comenzar su postulantado, D. Eduardo Yáñez Marín, cura de la Iglesia parroquial de Alfacar, provincia y arzobispado de Granada, daba unas pinceladas de su vida y actividades religiosas en los siguientes términos: “…ha observado buena conducta moral y religiosa, y es socia numeraria del Centro de las Jóvenes de Acción Católica de esta parroquia”.

Estando en el postulantado escribe una nota en un pequeño papel con el membrete del Sanatorio de la Purísima (Granada), dirigida a su madre, donde refleja de forma muy familiar, no sólo la sensibilidad de una época, sino la realidad que había vivido, transmitida por unos padres muy cristianos, y una experiencia de fe profunda: “Madre, me alegraré que estén bien, yo quedo bien y cada día más contenta, a Dios gracias.

Madre, sabrá usted que me alegro mucho de estar aquí porque no sabe lo que rezamos todos los días y pido a la Virgen dé a la Lourdes, vocación para que se venga aquí. A la Faustina le dicen (…) que confiese todos los domingos (…) y al Onofre que rece todos los días…

Cuando se le preguntó sobre los hechos o momentos vividos de gran importancia en su vida religiosa, ella misma escribió, que “todo lo vivido en la Congregación” había sido importante, y además que se había sentido “muy feliz con todas las Hermanas que he tenido en comunidad y a todas las quiero muchísimo”.

Mujer de una gran abnegación, fina sensibilidad y atención por todas las personas que necesitaban ayuda, supo vivirlo y transmitirlo por donde pasó, tanto en España (Vélez Málaga, Murcia-acogida, Sax y Casa Madre, donde llegó ya enferma y muy limitada, especialmente por la vista), como en Portugal (Couço, Benavila y Estremoz) y en República Dominicana (Santo Domingo, Santiago y Guayubín).

De República Dominicana tenemos un testimonio sobre ella que pone en evidencia lo que se viene diciendo con anterioridad: “Es una hermana desprendida, olvidada de ella para servir a los demás, sobre todo en la vida comunitaria, con un gran sentido de pobreza y humilde (…) muy atenta, silenciosa y observadora, inteligente, no se le escapaba nada, escuchaba con paz a las hermanas y a las gestes que acudían para un servicio en la casa (…) servía a todas las hermanas igual, con la misma atención (…)Trabajaba como una hormiga, sin hacer ruido, nunca se quejaba de nada…”.Y ella misma, nuestra Hna. Expira, en una de sus cartas expresa su amor y añoranza por el tiempo pasado allí: “…añoro muchísimo a mis hermanas de Santo domingo y a su gente y el modo de vida tan sacrificado y a la vez tan amado (…) siempre le digo al Señor que me quería morir en las misiones ya que toda mi vida ando fuera de España y con los más pobres y sencillos…”

Seguro que esta “carta de recomendación” que fue su vida, le ha abierto las puertas del cielo y bien podemos decir de esta hermana que en ella se cumplen las palabras del mismo Señor: “Venid, benditos de mi Padre, a heredar el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era inmigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestísteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y vinisteis a verme” (Mt 25, 34-36).

Que el testimonio de su vida nos aliente y ella, desde el cielo, interceda por nosotras,