Hna. Isabel Aguado González

 Madrid, 28 de Agosto de 2013

 

“Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”
( Lc 1,38)

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 6 de Agosto, día de la Transfiguración del Señor, desde la Comunidad de Casa Madre, en Orihuela (Alicante), nos dejó para gozar eternamente de la presencia de Dios Padre, nuestra Hermana

ISABEL AGUADO GONZÁLEZ

Nació en Elda (Alicante) el día 28 de Enero de 1918 y fue bautizada en la Iglesia parroquial de Santa Ana de Elda, el día 10 de Febrero del mismo año. Hija del matrimonio formado por Marino e Isabel, fue la primera de cuatro hermanos.

Ingresó como postulante en la Congregación el 12 de Septiembre de 1940 en Orihuela, y aquí también comenzó el Noviciado el 24 de Mayo de 1941. Emitió su Primera Profesión el 18 de Junio de 1942 y la Perpetua el 29 de Agosto de 1948, ambas realizadas en Casa Madre.

Las bodas de Plata (celebradas en 1967) y las de Oro (el 6 de marzo de 1991), se realizaron en Casa Madre, Orihuela. De las primeras, ella misma dice: “El 18 de junio de 1967, se cumplía el 25 aniversario de nuestra profesión religiosa y, por consiguiente, la fecha en que debíamos celebrar nuestras BODAS DE PLATA. El Señor, -como siempre-, se mostró generoso una vez más, concediéndonos la dicha inmensa de volvernos a reunir a las cinco que juntas habíamos profesado y que, debido a un exceso de su Misericordia, habíamos perseverado hasta el presente. Fue un día de gozo inexplicable, completo y felicísimo como nunca pudimos soñar. Nuestro amado “ESPOSO” se volcó en finezas espirituales, así también por parte de nuestras queridas Madres y Hermanas, se esmeraron en detalles naturales. Tuvimos una Misa extraordinaria en la que todas gozamos muchísimo, -aumentando el gozo por lo menos para mí-, el habernos reunido las cinco y poder celebrar juntas, esta fecha memorable de acción de GRACIAS AL SEÑOR”.Y con motivo de sus cincuenta años de Vida Religiosa, escribe: “…puedo decir con toda verdad, que durante mis cincuenta años de vida religiosa, han transcurrido en paz y alegría, y me he sentido en las distintas etapas de la misma, feliz y contenta, a pesar de que, -como es lógico y natural- haya experimentado en diversas ocasiones apuros y sufrimientos, pero el Señor fue mi fortaleza, y en ningún momento quedé defraudada, con el poder de mi ESPOSO”.

Formó parte de las comunidades de Guardamar (Alicante), Paradas (Sevilla), Bordils (Gerona) Santa Pola (Alicante), Tales (Castellón) y Orihuela (Casa Madre), donde estuvo en varias ocasiones. Últimamente, desde el año 1987 en el que se encargó de las Hnas. Mayores; fue consejera y ayudante de las mismas Hermanas, hasta que su deterioro físico se lo permitió. Sus servicios a la Congregación fueron múltiples. Sus características personales y temple de mujer y carmelita lo propiciaban: Superiora local, profesora, Maestra de Novicias y Consejera General en sustitución de Madre Emilia Belda, al fallecimiento de ésta en 1961. En el Capítulo General de 1963, fue elegida Consejera y Secretaria General, siendo reelegida para los mismos cargos en 1969 hasta 1975.

Sirvió al Señor y a los hermanos con humildad, sin hacer ruido, pero con gran fidelidad, amor y entrega, como si fuera lo más natural del mundo. Siendo Consejera y Secretaria General, además de la atención de su cargo, siempre se la veía donde hacía falta, “tapando agujeros”, como se suele decir. Cuando venía alguna persona de fuera (familiares de las Hermanas u otras personas), allí estaba Madre Isabel acompañando y sirviendo. Su amor a Dios se traslucía en pequeños detalles a favor de las Hermanas de la Congregación y de las personas con las que se relacionaba. Bien podemos intuir un poco de su profundidad espiritual acercándonos a uno de sus escritos de los Ejercicios Espirituales que realizó en Tales en el año 1972: “Tengo que persuadirme de que para santificarme, no es necesario hacer grandes cosas, sino más bien –a ejemplo de Jesús, María y José- procurar hacer todas las cosas pequeñas y ordinarias, con el mayor amor y lo mejor posible, con la seguridad de que en esto consiste nuestra perfección y santidad. Señor, solamente deseo santificar el momento presente haciendo con perfección las acciones ordinarias; dame tu amor y gracia que ello solo me basta”.

Entre sus pertenecías se ha encontrado una oración dirigida a la Santísima Virgen María. Está escrita máquina, con las características que M. Isabel utilizaba, junto con una foto de la Virgen Niña, por lo que parece que ha sido compuesta por ella misma. Dice así:

¡Oh Virgen, Santísima Madre de Dios y Madre mía! Tú que pasaste solita en Éfeso la ancianidad, sabes cuán triste es con los temores y fantasmas que la angustian… Es la hora de devolver lo que creíamos nuestro y no era más que prestado: fuerzas, capacidad, prestigio, poder, todo lo adquirido con tanto esfuerzo y trabajo… Estamos en la hora de ceder, de dejar el sitio a otras, de desaparecer de la escena…Y todo esto es duro. Precisa mucha humildad para envejecer bien… Para aceptar con alegría y elegancia el desprendimiento; para verse olvidada, relegada, arrinconada, como un instrumento inútil que prestó sus servicios y ya estorba.

¡Madre mía! Sé modelo y guía en esta etapa oscura y fría de la vida que quiero recorrer a la luz de la FE, de la ESPERANZA y de la CARIDAD, para aceptar con elegancia y sencillez el último puesto. Contigo me adentraré en el sombrío valle de la vejez. Tú lo llenas de claridad con tu dulce ejemplo. Amén.

Unidas en el Carmelo que tantos frutos de santidad es capaz de dar,