Hna. Jacobina Gómez Gallego

     Madrid, 14 de agosto de 2011

 

“El Señor es mi pastor, nada me falta: En verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las
aguas del remanso y conforta mi alma.”
Sal 22

 

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el jueves 28 de julio de 2011, marchó a la casa del Padre, desde Casa-Madre, Orihuela, nuestra Hermana

JACOBINA GÓMEZ GALLEGO

Nació en El Bonillo, provincia de Albacete, en aquel tiempo, diócesis de Toledo, el día 6 de julio de 1919. Hija de Felipe y Josefa. Recibió el sacramento del Bautismo con el nombre de Eufrasia en la iglesia parroquial de su pueblo natal el día 12 del mismo mes y año de su nacimiento y el de la Confirmación en la misma parroquia el 10 de junio de 1930.

Sintió la llamada a la vida religiosa, y no dudó en responder con fidelidad. Como todos las que optamos por la vida religiosa, le costó un fuerte sacrificio dejar a su familia. Oró con confianza para superar el momento de la partida y el Señor la revistió de fortaleza. “Lo que no pueden las criaturas lo puede Jesús con su divina gracia”, decía ella.

Por fin el 18 de septiembre de 1940 ingresó como postulante en la Congregación, comenzando su noviciado en Casa Madre, Orihuela, el 22 de abril de de 1941. Hizo sus primeros votos el 28 de abril de 1942 y la profesión perpetua el 13 de mayo de 1948.

Comenzó su servicio apostólico en el Colegio de Elda, pasando por  las comunidades de Barcelona, San Juan de Puerto Rico, Valencia, Tarrasa (Barcelona), San Sebastián, Hinojosa del Duque (Córdoba), Tiana (Barcelona), Cieza (Murcia), Portugal, Provenza (Barcelona) y finalmente fue trasladada a Orihuela, donde permaneció, hasta el final de sus días.

En su fecunda labor apostólica se dedicó primeramente a la enseñanza, y más tarde cuidado de los enfermos y ancianos, también prestó su servicio en los seminarios de sacerdotes y PP. Carmelitas. Durante 16 años ejerció la misión de Superiora en distintas comunidades.

A pesar de no tener grandes estudios, supo autoformarse aprovechando toda clase de medios que tenía a su alcance.

Hna. Jacobina era una mujer fuerte, trabajadora y disponible. Se caracterizó por su exigencia, tanto para los demás como para sí misma, en las tareas ordinarias y en la vida espiritual. Consciente de su carácter enérgico, hacia grandes esfuerzos para dominar sus impulsos y actuar con talente cristiano y religioso. Se sentía llamada a vivir en la presencia del Señor y la descubría en las personas, en las cosas sencillas y en la oración, pasando largos ratos en la capilla.

En sus últimos años colaboró en la Pastoral Parroquial, visitando a los enfermos y llevándoles la comunión; también era responsable de   grupos de oración y reflexión.

Mujer feliz que vivió en total entrega sus 69 años de vida consagrada, Agradecía al Señor los acontecimientos más significativos de su vida.

De sus escritos. “En el año 1974 fui operada de cáncer, sentí gran alegría, pues pensaba que así me iría pronto al cielo” “Otro regalo fue mi destino a Orihuela para trabajar en el Hospital con los pobres, transeúntes y gente difícil; en los 14 años que realicé este servicio me sentí muy bien gracias a Dios” “Un nuevo regalo fue el tener una sobrina consagrada a Él en nuestra Congregación”.

En marzo del presente año, estando ya en la enfermería, sufrió una trombosis que junto con su  avanzada edad y limitaciones, entre ellas la demencia senil, fue acelerando su mal estado físico por días, hasta que el 28 de julio a las 18h. se cumplieron su deseos  de ir a gozar de la presencia del Señor.

Damos gracias a Dios por el don de la vida de Hna. Jacobina, su   esfuerzo por vivir como una verdadera cristiana-carmelita es un ejemplo de entrega y fidelidad. Ella que ya está gozando en la ciudadanía de los santos interceda para que el Señor nos envíe muchas y santas vocaciones.

Con un abrazo fraterno