Madrid, 11 de Diciembre de 2015
“No temas, porque yo estoy contigo,
no te angusties, porque yo soy tu Dios.”
(Cfr. Is 41,10)
Queridas Hermanas:
Os comunicamos que el 2 de diciembre, desde la Comunidad de Granada, pasó a estar con el Padre nuestra Hermana
MARÍA DE LA FE MOLINA ÁVILA
Nació en Montillana (Granada) el día 25 de Septiembre de 1932. Hija de Romualdo y Marina. Eran 8 hermanos, siendo ella la más pequeña. Fue bautizada en la Iglesia parroquial de su pueblo natal el 4 de Octubre de 1932 con el nombre de Antonia, y confirmada en la misma parroquia, el 1 de Noviembre de 1943 por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis, Dr. D. Manuel Hurtado García.
Inicia su postulantado en Badajoz, el 4 de Octubre de 1960, pasando a Orihuela, para comenzar el noviciado el 28 de Septiembre de 1962. Su primera profesión la hizo el 10 de Octubre de 1963, y la perpetua el 8 de Abril de 1969, ambas también en Orihuela. Las bodas de Plata las celebró en Montillana, su pueblo natal, el 9 de Octubre de 1988, y las de Oro en Granada.
Su vida religiosa estuvo marcada por dos países, España y Portugal. En el primero pasó por las comunidades de Murcia, Granada, Bacor (Granada), Encebras (Alicante), Caudete (Albacete), Madrid, El Bonillo (Albacete) y, nuevamente en Granada, donde el Señor la llamó para terminar de celebrar con Él el Adviento y vivir la Navidad. En el segundo, Portugal, estuvo de comunidad en Estremoz, Couço y Benavila.
Auxiliar de enfermería y con cursos de geriatría y puericultura, estuvo trabajando en el campo sanitario, cuidando enfermos, ancianos y niños, en alguna de las comunidades por las que pasó. También se ocupó, en otras, de la cocina, aunque, teniendo en cuenta las necesidades de cada comunidad, estuvo en Pastoral rural o atendiendo el albergue de Encebras.
De sus cartas personales podemos extraer algunas ideas que nos muestran, entre otras características, su sensibilidad para las inspiraciones divinas, que la hacían testimoniar lo que veía, vivía y sentía: “El Señor me obliga a comunicar contigo estas inquietudes que el Señor me inspira. No hablo yo, es el Señor quien me lo da para yo poder decir a través del Espíritu…” y también su amor por M. Elisea, cuyo testimonio influyó, muy posiblemente de forma determinante, en su vida religiosa: “Cada vez más me atrae el Espíritu de nuestra Madre fundadora. “Hijas, si no hay cama, la mía está disponible”, eso sólo lo dice la persona que está enamorada de los pobres y disponible al más necesitado. Cuando yo oí esa frase en el noviciado, mi entrega por los pobres me fue aumentando. Por eso estoy disponible siempre que sale alguien a mi encuentro en la calle o me buscan.”
Su entrega por los que más lo necesitaban fue “su consigna de vida”, y así lo demuestran, no sólo sus múltiples ejemplos, sino cómo ella lo explicaba en una de sus cartas: “Todo esto no lo puede resolver un donativo, sino la entrega y la lucha por los más necesitados, preparándoles algún lugar en el que puedan dormir y quien los ampare en sus momentos más necesitados y les dé el amor que, a veces, no reciben ni de sus hijos«. También lo podemos encontrar en algunas frases cortas, pero no por ello llenas de sabiduría, que nos acercan a los sentimientos que anidaban en su corazón y la hacían ser una Hermana “de todos, para todos”: “la oración surge de la vida y te lleva a encontrarte con Dios y poder servir con alegría”, o esta otra: “…servir es amar, y el que ama tiene que darse de alguna manera…”
Descanse en paz nuestra Hermana, siempre alegre, siempre servicial, siempre no dando cabida a lo negativo que pudiera rodearle; siempre con el corazón lleno de nombres, de personas y situaciones a las que procuraba alentar, atender y siempre llevaba a la oración, a la que nunca solía faltar. Descanse en la paz del Señor nuestra Hermana, que ya desde su casa tenía claro que su “oficio era servir”, como diría S. Juan de la Cruz, al que ella tanto admiraba, pues ya era dada a los pobres y enseñaba a los niños que por allí rondaban. Descanse en la alegría de una vida dedicada a los demás, por su presencia asidua en la parroquia del Carmen en Granada; porque mucha gente la recuerda de verla por la calle y agradecía, con mucho cariño, que se parara con cada uno para interesarse por cómo se encontraba. Descanse en la serenidad del trabajo bien realizado, porque sus manos, cansadas de bregar por los caminos de España y Portugal, están llenas de vida, de una vida que, aun muerta, siempre recordarán los que han estado cerca de ella, en las comunidades y en los lugares en los que ha trabajado, pasado y dado su vida…y así pudo constatarse en su misa-funeral, bellamente cantada, llena de familiares, hermanas, amigos y conocidos. Descanse en la serena certeza de una vida grande en su humildad, que pasó “sin hacer ruido”, y “sin hacer ruido”, murió, en brazos de sus hermanas de comunidad, cuando iba a levantarse para ir a la capilla a rezar. Descanse en paz quien puede ser un buen ejemplo de que “en lo pequeño”, se esconde “la grandeza de los detalles de Dios”. Descanse en paz, y desde el cielo, interceda por todas nosotras.