Hna. Mª del Carmen Bernal Magaña

Madrid, 2 de Febrero de 2015

 

“Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente…Mi amado es mío y yo suya”
(Cfr. Ct 2, 13.16)

 

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 30 de Enero, desde la Comunidad de Casa Madre, en Orihuela (Alicante), pasó a estar eternamente con el Padre, al que tanto amaba, nuestra Hermana

Mª DEL CARMEN BERNAL MAGAÑA

Nació en Pozuel de Ariza (Zaragoza), el día 8 de Marzo de 1941. Hija de Jesús y Catalina. Eran tres hermanas, ella la segunda. Fue bautizada en la Iglesia parroquial de la Asunción de su pueblo natal, el 14 de Marzo  de 1941 con el nombre de Mª del Carmen, y confirmada en el mismo lugar, el 29 de Abril de 1954, por el obispo de Sigüenza, D. Pablo Gúrpide Beope.

Comienza su postulantado en Orihuela el 1 de Julio de 1959, y en el mismo lugar inicia el noviciado el 10 de Enero de 1960. Su primera profesión la hizo el 12 de Enero de 1961, y la perpetua el 6 de Marzo de 1966, ambas también en Orihuela. Las bodas de Plata las celebró en el colegio de Orihuela, el 12 de Enero de 1986, y las de Oro en Madrid, estando en el Consejo General como Consejera y Secretaria.

Tras su profesión temporal, estuvo destinada en Casa Madre (Orihuela-Alicante). Después pasó por los colegios de Murcia, Socuéllamos (Ciudad Real), Alicante, Valencia, Sax (Alicante) y Orihuela. En 1990 fue destinada a Puerto Rico, trabajando primero en la pastoral y como profesora en el colegio, y posteriormente, siendo Maestra de Novicias durante los años 1993 a 1995. De nuevo en España,  fue destinada al colegio de Elda (Alicante). En el Capítulo General celebrado el año 2005, fue elegida para formar parte del nuevo Gobierno General, como Consejera y Secretaria. Al terminar este servicio, pasó a ser Consejera y Secretaria de la Vicaría de España-Portugal y finalmente, ya enferma declarada de E.L.A. (Esclerosis lateral amiotrófica), una enfermedad neurodegenerativa progresiva, pasó a Casa Madre donde el Señor la llamó para estar con Él eternamente.

Fue profesora de E.G.B. (Enseñanza General Básica) y de música (especialidad piano), ejerciendo su misión en diferentes colegios de la Congregación, tanto en España como en Puerto Rico, no sólo como profesora, sino en lo que se precisara: Directora, Jefe de Estudios o encargada de pastoral, que era una auténtica pasión para ella. También estuvo dedicada a la Formación: Maestra de Novicias en Puerto Rico y de Junioras en España. En sus últimos años, su labor estuvo centrada en tareas de Gobierno, tanto en el Consejo General como en el de la Vicaría de España-Portugal.

De sus experiencias vividas en la vida religiosa ella misma escribe varias notas representativas: “El día en que descubrí con claridad mi vocación religiosa, que experimenté al Señor de un modo especial en mi vida, y que siempre ha sido el punto de referencia para momentos de dificultad en mi vida religiosa.

En la profesión temporal, gocé intensamente de la dicha de ser elegida por el Señor, me sentí muy feliz al ver que mis deseos estaban cumplidos.

Los dos años de estudio y reestructuración de Constituciones me ayudaron a profundizar en nuestro carisma y querer más a la Congregación.

El año del Centenario lo experimento como un año de gracia y un paso en mi conversión, una llamada a salir de mis estructuras y a servir al Señor en los hermanos, con alegría”.

Fiel y diligente en todo lo que hacía, tenía una preferencia especial para la enseñanza y la Pastoral. Especialmente a esta última se dedicaba con gran pasión.

De sus escritos espirituales podemos extraer algunas notas que nos acercan a la riqueza de su personalidad: “Intento hacer presente el Reino con mis actitudes de servicio, entrega, amabilidad, comprensión y misericordia (…) A pesar de mi querer y no poder, mi vida ha sido tocada por el Señor: “Me ha tocado un lote hermoso…(…)Quiero esforzarme en ser una de tantas, no ser competitiva, ni sacar mi engreimiento(…) poner el centro de la vida en Jesús. Esto es, en definitiva, la fe radical”.

Una vez detectada la enfermedad, se fue debilitando rápidamente. A pesar de todo, seguía teniendo un talante ejemplar de aceptación de la voluntad de Dios sobre ella. Como bien dijo D. Antonio Martí, capellán de Casa Madre, en la homilía de su misa funeral, ofreció su “tributo de amor”, su “tributo de fe”…y no podía ser de otra manera porque ella misma, mucho antes escribiría: “Seguir a Jesús significa: Hacerme conforme a Él, que se hizo servidor de todos, hasta el don de sí mismo en la Cruz”. Y así lo hizo, y así lo vivió, y así nos lo transmitió en sus últimos meses.

Termino con otras palabras de la homilía que pueden resumir la relación con todos cuantos tuvimos la dicha de conocerla: “Hermana, compañera y amiga, Mari Carmen, gracias por tu ejemplo y gracias por tu vida”.

Que desde el cielo interceda por todas nosotras y nos ayude a seguir siendo fermento de Buena Noticia desde este trocito de Iglesia que es el Carmelo al que tanto quería, y por el que ofreció su vida.