Hna. Mª Lourdes Palatino Sanz

-“Tu hija ha muerto. No importunes al Maestro”.
Jesús, sin hacer caso de lo que decían, dijo(…): -“No temas, basta que tengas fe”.
(Cf. Mc 5, 35-36)

 

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 25 de Abril, desde la Comunidad de Casa Madre, en Orihuela (Alicante), Dios Padre quiso llamar, para estar más cerca de Él, a nuestra Hermana

Mª LOURDES PALATINO SANZ

Hija de Salvador y Rosalina, nació un 3 de Abril de 1934 en Barcelona. Fueron cinco hermanos, siendo ella la más pequeña. Fue bautizada en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Barcelona el 29 de Abril de 1934, con el nombre de Lourdes Francisca y confirmada en la parroquia de Santa María de Gracia, del obispado de Barcelona, el 11 de Noviembre de 1954, por el obispo Sr. Dr. D. Fray Matías Solá.

Comienza su postulantado en Casa Madre (Orihuela) el 3de Diciembre de 1954 y, en el mismo lugar, el noviciado, el 20 de Diciembre de 1955. También en Casa Madre profesa un 30 de Diciembre de 1956 y el 12 de Septiembre de 1961 hace sus votos perpetuos. Sus Bodas de Plata las celebró en el colegio de Orihuela el 30 de Diciembre de 1981 y las de Oro, en Casa Madre, el 8 de Diciembre del 2006.

El P. Pedro S. Palmer, director de la Archicofradía del Amor Divino y de S. Cayetano, de Barcelona, confesor y director espiritual de nuestra Hermana, antes de su ingreso en nuestra Congregación, escribe sobre ella (8 de Junio de 1954) en los siguientes términos: “declara la aptitud moral y fervorosa de dicha señorita para la vida religiosa: confesión semanal, comunión diaria, obediencia y demás aptitudes para ser esposa de Jesucristo”.

Como ella misma escribía en un testimonio personal, cuando le preguntaban por su habilidad particular: “Pongo ilusión en lo que hago”, este “signo de identidad” lo hizo vida por donde fue destinada, dedicándose a los párvulos en Elda (Alicante), Pedreguer (Alicante), Orihuela (Alicante), Sax (Alicante) y después, a diversos menesteres (ecónoma, cocinera, en el lavadero, de portera…) cuando pasó por el resto de comunidades en las que estuvo: Residencia Universitaria de los Padres Carmelitas en Zaragoza, nuestra Casa de Espiritualidad de Tales (Castellón), y en el colegio de Orihuela, que es donde yo la conocí. De aquí pasó a Casa Madre, donde el Señor la llamó el día de su evangelista S. Marcos.

Tanto en Tales, como en Zaragoza, todavía la recuerdan con gran cariño, y al enterarse de su fallecimiento, lo han sentido mucho, alabando su forma entusiasta de realizar las múltiples actividades a las que se dedicaba. Buena, atenta, alegre, abnegada…no tenía descanso a la hora de trabajar, ni a la hora de ayudar a quien tuviera necesidad. Todavía se recuerda, en su paso por la Residencia Universitaria de los Padres Carmelitas, su atención a los Padres, a los muchachos y a todo el personal que trabajaba allí, lo mismo que su dedicación a una familia necesitada, lo que hizo como si fuera una auténtica madre.

En Orihuela también ha dejado muy buen recuerdo, siendo muy conocida y querida por la gente, que al saber de su fallecimiento, no dudaron en acudir a su funeral, especialmente las personas que la trataron en el tiempo que estuvo en el colegio. Su bondad y servicialidad se dejó sentir en los diversos apostolados que realizaba, tanto con las familias a las que atendía, como a los enfermos que visitaba y les llevaba la Comunión. Perteneció a la “Fratenidad de Lourdes” y cada año acompañaba a los enfermos que peregrinaban como “voluntaria”, mientras su salud se lo permitió. Fue también incansable en su trabajo por las misiones, otra de sus grandes pasiones.

Ya en Casa Madre, aún estando enferma, seguía estando activa haciendo labores y plastificando estampas con reliquias de M. Elisea y Hna. Arcángela, de las que era muy amante y no cesaba de darlas a conocer a cuantas personas se acercaban a ella.

Que su ejemplo de atención a los necesitados nos aliente en nuestro servicio diario para que lo que decimos en la oración por el XX Capítulo General: “para que, viviendo en obsequio de Jesucristo, con mayor radicalidad sepamos adecuar nuestro carisma a las necesidades y anhelos del hombre de hoy, con el que nos llamas a compartir el camino”, sea una realidad.

Unidas en la oración común desde esta “parcelita” de la Iglesia que es el Carmelo,