Hna. Magdalena Mateo Morcillo

Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados Hijos de Dios
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(Mat, 5:8-9)

 

Queridas Hermanas:

Con el corazón desbordado de gratitud a Dios por el don de una vida ejemplar, que muchas de nosotras hemos podido compartir y disfrutar, os comunicamos que el 13 de enero de 2019, desde la residencia  Madre Elisea de San Juan (Alicante), Dios Padre llamó a Su Morada Santa, a nuestra Hermana

Magdalena Mateo Morcillo
En religión: Eustaquia

Nacida en El Bonillo (Albacete), el 22 de octubre de 1921, era hija de Juan Antonio y Rosario de cuyo matrimonio nacieron cuatro hijos, siendo nuestra Hermana la tercera de ellos.  Fue bautizada en la Parroquia de Santa Catalina de El Bonillo, su pueblo natal, el 28 del mismo mes de octubre de 1921 y confirmada el 10 de junio de 1930, en la misma parroquia.

Comienza su postulantado en Orihuela, el 9 de septiembre de 1947 y también el noviciado, el 16 de septiembre de 1948; en este mismo lugar profesa el 17 de septiembre de 1949 y hace sus votos perpetuos el 22 de septiembre de 1955; las Bodas de Plata las celebró en Hinojosa del Duque (Córdoba), el 17 de septiembre de 1974.  

Durante su vida religiosa, se le confiaron varios servicios en las diferentes comunidades por donde pasó,  Seminario de Orihuela (Alicante), Hinojosa del Duque (Córdoba), Fuente de Cantos (Badajoz), Zaragoza, El Bonillo (Albacete):  cuidando a los ancianos, en la atención del comedor, de la despensa, de la ropería, de la sacristía y otras ocupaciones. Últimamente, ya jubilada en San Juan (Alicante) donde, mientras su salud se lo permitió se dedicó a ayudar en la medida de sus posibilidades, en los quehaceres de la comunidad. Aquí permaneció desde el año 2005 hasta que Nuestro Buen Dios se la llevó consigo.

A través del testimonio de algunas Hermanas, familiares y empleados que la conocieron y convivieron con ella, podemos decir que nuestra Hermana fue una buena religiosa carmelita, acogedora, servicial y no de muchas palabras.

  • Fue una gran religiosa, muy observante, entregada y con gran responsabilidad a la misión encomendada.
  • Era una persona dócil, sin preferencias, con gran disponibilidad a donde la obediencia le enviara, con la profunda convicción de que Dios le ayudaba siempre.
  • Era una Hermana muy generosa, con mucho espíritu de sacrificio y abnegación, que a la vez trasmitía paz y serenidad.
  • Estaba siempre alegre y era muy acogedora; durante los años que estuvo en el Seminario, los Seminaristas la querían mucho, era toda una madre para ellos.  
  • Son de estas almas grandes y sencillas que  sencillamente con su presencia, nos edifican y evocan a Dios.
  • En San Juan, ya cuando empezaba a sentir los achaques del deterioro de su salud, se apoyaba más y más en la Oración y en la Comunidad, sobretodo aceptando con sencillez y humildad su enfermedad.
  • En sus últimos años de vida cuando ya padecia de Demencia Senil, ella se manifestaba a través de sus gestos, palabras y miradas.
  • A pesar de padecer de hipo acentuado, siempre que había reunión comunitaria, o cualquier acto de comunidad allí estaba ella, con su saber estar, aunque no pudiese participar activamente pues no sabía de qué se estaba hablando.
  • Le gustaba ir con su rosario en la mano aunque ya no tuviese la capacidad de rezarlo; cuando le rezaban junto al oído ella respondia con gran entusiasmo a las oraciones  (padre Nuestro, Ave María, Salmos …). Su mente y su corazón seguian recordando la oración que tanto bien le había hecho en su vida consagrada.
  • Sus sobrinos la han querido mucho y ella se alegraba muchísimo cuando venían a visitarla; con gestos y algunas palabras pedía a las hermanas que les atendiesen porque ella ya no podía, pero sentía que la comunidad acogía y atendia a los familiares de las hermanas, como familiares propios.
  • Ha sido una Hermana que se ha dejado atender y cuidar, con agradecimiento; aceptando la cercanía, apoyo y cariño de la Comunidad.

Demos gracias a Dios por el don de haber conocido y convivido con tantas Hermanas que, como ella, nos dan ejemplo de una vida tan entregada, abnegada y agradecida.

Sigamos  rezando las unas por las otras. Recibid un saludo de hermana en el Carmelo,