Hna. María Navarro López

Esos son los que vienen de la gran tribulación;
han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.
Por esto están delante del trono de Dios, dándole culto día y noche …
… ya no les molestará el sol ni bochorno alguno.
Porque el Cordero … los apacentará y los guiará
a los manantiales de las aguas de la vida.
Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos
”.
(Ap.7:14-17)

 

Queridas Hermanas:

Seguras de que estas palabra de Jesús, con sus propios oídos, ya las oyó nuestra Hermana

 

Mª Navarro López

que Nuestra Madre Santísima en las vísperas de Su Asunción, el 14 de agosto de 2018, quiso llevarla con Ella a la Casa de Dios Padre, desde la Comunidad “Ntra. Sra. de la Providencia”, en Tales (Castellón).

Nuestra Hermana, nació en El Ballestero (Albacete), el 12 de marzo del año 1928, era hija de Hilario y Rosario, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos, tres de ellas religiosas de nuestra Congregación, siendo nuestra Hermanas la última de ellos. Fue bautizada el día 30 de marzo de 1928, en la Iglesia Parroquial de San Lorenzo Martir de su pueblo natal, y confirmada años después, el 14 de junio de 1987 en la Parroquia de San Agustín de Fuente Alamo de Murcia.

Comienza su postulantado en Murcia, el 8 de marzo de 1987 e inicia su noviciado en Orihuela el 19 de abril de 1987. También allí profesa el 16 de abril de 1989. Hizo sus votos perpetuos en Tales el 12 de septiembre de 1992.

Dedicó su vida entera (no sólo dentro de la Congregación), al cuidado de los enfermos y ancianos. En primer lugar, cuidó con esmero de sus padres y de un hermano enfermo. Precisamente la demora de su entrada en religión fue por este motivo. Sacrificó su vida para que sus hermanas (Anastasia y Alejandra), ya profesas en nuestra

Congregación, continuaran su vida de entrega y no se vieran obligadas a salir a cuidar a los suyos. Tras su profesión, ejerció su misión apostólica en la Residencia de ancianos de Socuéllamos (Ciudad Real), Caudete (Albacete), Aspe (Alicante), El Bonillo (Albacete) y Tales (Castellón); aquí permaneció desde el 2005 hasta que nuestro buen Dios se la llevó consigo.

Su familia, vecinos, párroco, las muchas hermanas y empleados que la conocieron o que convivieron con ella, la definen como una “persona con un corazón como el de Dios, que se olvida de sí misma, que sale di sí misma para donarse, para sacrificarse, diariamente, constantemente, con mucha paz y serenidad”. Para muchos:

  • Era una Hermana sacrificada, mortificada, sufrida y purificada por las circuntanscias familiares que le tocó vivir, pero que lo vivió con mucha paz y serenidad, sin alarmas, sin dramatizar, sin jamás alzar la voz. En cada momento hizo lo que tenia que hacer con normalidad y este su quehacer cotidiano, hasta el día de hoy, tiene mucho eco en su pueblo, en su parroquia que la califican como una santa, testimonio de entrega, de mucha abnegación y sacrificio al cien por ciento.
  • Era un vivo testimonio de entrega generosa y en silencio. Para sus familiares que estaban enfermos y le hacían sufrir mucho, era toda comprensión, se desvivia por ellos, todo lo desculpaba y siempre los perdonaba, siempre repetía “pobrecitos, no son ellos, es la enfermedad”. A las Hermanas que tenia confianza, les pedia que rezasen por ella y por su familia a la que estaba atendiendo.
  • A pesar de su vida tan dura, era una hermana muy agradable, alegre, social y optimista. Tenia una gran fe y confianza en Dios, “El Señor es bueno y nos dá más de lo que nos merecemos. Por esto doy muchas gracias a Dios, que sea Él el que marque mi vida  ya que sin Él no soy nada …
  • Aunque tenía más edad trataba de adaptarse al grupo que eran más jóvenes. Le gustaba aprender y leía mucho. Era muy fraterna, procuraba agradar a todas y no molestar a nadie. Compartía mucho en Comunidad sobre todo sus experiencias de vida de oración. Con ella, se podía hablar de lo espiritual.
  • Para ella, los Ejercicios Espirituales eran momentos de encontrarse con Dios y con nosotras mismas y los vivía con intensidad.
  • Era una hermana orante, la oración siempre fue su apoyo y fortaleza. No descuidaba sus ratos de oración; durante los años que empezaba su servicio desde las 5 de la madrugada hasta la noche, antes de todo, ya tuvo su rato de oración con su Señor en la Capilla, era muy madrugadora.
  • Era muy piadosa, amante de la Liturgía y con esmero lo preparaba todo, tenía mucha pasión por los cantos.
  • Era muy devota de Hna. Arcángela y dejó testimonio de una gracia de curación recibida por por su intercesión en 2001.
  • Era muy buena persona, muy humilde y sencilla; cumplidora de su deber y con agrado. Además era muy disponible, trabajadora y servicial siempre se lanzaba a ayudar en lo que fuese. Era muy detallista y le gustaba deleitar a las demás, dicen las Hermanas de El Bonillo.
  • Decir que, era una hermana con un comportamiento de extraordinario bondad, paciencia y paz, lo resume todo.
  • En este periodo de enfermedad ha sido una santa. Desde los comienzos, lo llevó con santa resignación y se dejaba tratar, jamás puso alguna resistencia, siempre hacía muy llevadero y fácil a quienes le atendían; era muy agradecida. Cuando ya las facultades físicas y mentales estaban mermadas, el recuerdo y la gratitud brillaba en sus ojos, emanaba de su mirada.
  • Esta santa resignación ya lo había manifestado mucho antes de enfermarse. Al no poder participar en la gran celebración del Centenario de nuestra Congregación, como le hacía ilusión, dijo “No me tocó ir el día del gran acontecimiento que celebra nuestra Congregación. Dios lo permitió que fuese así …”.
  • Ha muerto como había vivido, con paz y serenidad, dejando muy buen sabor a las que nos quedamos.

Demos gracias a Dios por el don de la vida de nuestra Hna. María Navarro, sierva buena y fiel que ya está gozando de la Presencia de su Señor. Confíamos en su intercesión desde el cielo.

Recibid un saludo de hermana en el Carmelo y sigamos  rezando las unas por las otras,