Hna. María Teresa Lozano Grau

 

“¿Adónde te escondiste amado y me dejaste con gemido?”
¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga!(…) “…cuán delicadamente me enamoras”
(
Cfr. Cántico espiritual y Llama de amor viva. S. Juan de la Cruz)

 

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 31 de Enero, día de D. Bosco, maestro y amigo de los jóvenes, como también lo era ella, desde la Comunidad de Casa Madre en Orihuela (Alicante), el Señor llamó, para estar más íntimamente unida a Él, a nuestra Hermana

Mª TERESA LOZANO GRAU

Nació en Alicante, en el año 1936, un 14 de Diciembre, día en el que el Carmelo celebra a S. Juan de la Cruz, al que le tenía gran veneración por sus poemas, de los que supo extraer la belleza y profundidad que destilaban. Hija de Vicente y Teresa, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos, siendo Mª Teresa la segunda. Fue bautizada en la concatedral de S. Nicolás, de Alicante, el 13 de Agosto de 1939, y confirmada por D. Pablo Barrachina, obispo de Orihuela-Alicante, habiendo ya ingresado en nuestra Congregación.

Comienza su postulantado en Casa Madre (Orihuela) el 7 de Septiembre de 1955 y, en el mismo lugar, el noviciado, el 13 de Marzo 1956. También en Casa Madre profesa un 18 de Julio de 1957 y el 18 de Abril de 1963 hace sus votos perpetuos. En el colegio de Orihuela celebrará sus bodas de Plata el 16 de Julio de 1982 y en el colegio de Murcia sus Bodas de Oro, el 18 de Julio del año 2007.

Fue una mujer sensible, delicada, dotada con un don especial para la música, la escritura y la belleza en todas sus manifestaciones. Le gustaba participar activamente en la Pastoral, tanto en los sitios por donde pasó, como de la Congregación en general, aunque por su formación académica (excepto un breve espacio de tiempo que fue destinada a Casa Madre), estuvo dando clases, sobre todo de música, en los colegios de Murcia, Orihuela, Elda, Castellón de Rugat (Valencia) y San Juan. Aunque ya estaba jubilada, seguía colaborando y participando activamente en las actividades del colegio de Murcia (donde estaba antes de ser llevada a Casa Madre por enfermedad), especialmente preparando las celebraciones litúrgicas de los distintos acontecimientos que se celebraban en el colegio y dirigiendo el coro, junto a otra profesora del centro educativo.

Ella misma recuerda, con gran cariño, alguno de los momentos más significativos de su vida: su llamada, en forma de poema, del que pongo unos versos, y su ingreso en la Congregación, en prosa:

Pasaste junto a mí, y me miraste,
mi nombre pronunció fuerte tu boca,
¡Ven me dijiste!, deja cuanto tienes,
camina junto a Mí, serás mi esposa.
Y dejando mis barcas, y mis redes,
te seguí mi Señor, ya no estoy sola,
juntos marchamos por la misma senda,
juntos, sentados en la misma sombra,
vimos la noche sumirse en el silencio,
cubrirse el cielo de estrellas luminosas.
Yo, recliné mi cabeza en tu pecho,
escuché tus palabras, tus frases cadenciosas
(…)”

El día que ingresé, me acompañaron mis padres y la Hna. Sofía Blasco. Recuerdo que iba toda vestida de blanco (fue casual), pero no lo fueron las palabras de H. Josefina Serra, que al abrazarme pronunció: “Hija, que toda tu vida sea igual que el vestido que llevas”. Simbólico, pero profundo, no lo he olvidado. (…) Al cerrarse las puertas entré en la Capilla, aunque emocionada, dí gracias al Señor por estar en su casa. Ya era suya.

Su vida estuvo jalonada de una relación muy especial con lo divino, y sus experiencias más representativas siempre tenían su expresión por escrito, con la pluma y en el papel:

Alfarero divino (…)
No me escuches si acaso la protesta,
sube a mis labios y sufrir no quiero,
capacita mi ser para llevarte,
que nunca pierda lo que llevo dentro
.”

Termino, también con unas palabras de ella, donde nos define la experiencia de Dios en su vida: “Toda la Historia de salvación personal, está trenzada de sufrimientos y alegrías, pero estoy convencida que es manifestación del amor de Dios Padre, que va haciendo su obra en mí”.

Que también nosotras sepamos ver, en los avatares de nuestra vida, la presencia tan cercana y profunda de Dios que tuvo nuestra Hna. Mª Teresa que, ya en el cielo, estará dirigiendo el coro de los ángeles.