Hna. Marina Díaz Díaz

Madrid, 29 de Agosto de 2012

  

“Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor”
(Cfr. Sal 16)
 

 

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 17 de Agosto, desde la Comunidad de la Residencia de S. Juan, nos dejó, para estar más cerquita de Dios Padre, nuestra Hermana

MARINA DÍAZ DÍAZ

Nació en el pueblo de Socuéllamos, en Ciudad Real (España), el 2 de Marzo de 1927, en una familia donde era la pequeña de 10 hermanos. Sus padres se llamaban Santiago y María. Fue bautizada en la Parroquia de Nuestra Señora de Asunción del mismo pueblo el 12 de Marzo de 1927.

Ingresa en Valencia, como postulante, el 9 de Enero de 1946. El noviciado lo hizo en Casa Madre, comenzándolo el 11 de julio de 1946. En el mismo lugar realizó su Profesión Temporal el 6 de Septiembre de 1947 y la Perpetua el 31 de Octubre de 1953. Las Bodas de Plata (13 de Agosto de 1972) y de Oro (12 de Julio de 1997), también fueron allí. De sus Bodas de Plata se conserva un testimonio de la propia Hermana que escribe una pequeña crónica de la misma con sus experiencias: “El 13 de Agosto de 1972, en  nuestra Casa madre celebramos nuestras Bodas de Plata en la Vida Religiosa las Hnas. Martina Amorós, M ª Jesús Martínez, Eulogia Salar y Marina Díaz. La ceremonia resultó sencilla pero emocionante. Concelebraron varios sacerdotes, presididos por el P. Antonio Martí, que en su homilía resaltó la fe y el seguir al Señor en el susurro de su palabra. Hizo hincapié refiriéndose a las homenajeadas que siguieron el llamamiento de Dios durante 25 años. No hay duda alguna que más de una vez se miraron a sí mismas y dudaron como Pedro, pero confiadas en Jesús seguimos hacia adelante y permaneceremos gozosas en su camino, haciendo camino al andar.

Después de la ceremonia fuimos recibiendo la felicitación de las Madres, Hermanas y familiares que nos acompañaron en ese día tan memorable para nosotras”.

Tras su Profesión fueron llegando los destinos: Alicante, Abarán (Murcia), Tarrasa (Barcelona), Orihuela (Alicante), Granada, Encebras de Pinoso (Alicante), Valencia, Tales (Castellón) y la residencia de S. Juan de Alicante, donde terminó sus días…Distintas casas y también distintos apostolados: niños, enfermos, ancianos, Hermanas mayores…hasta que ella misma se convirtió en “Hermana mayor” que necesitaba ser atendida.

Aún en su última etapa, cuando se encontraba en la Residencia de S. Juan, era muy fiel a los actos comunitarios, reuniones y diversas actividades que ella podía realizar: servir la mesa, fregar los platos…

Siempre atenta, y alegre, le gustaba saludar a la gente, hablar con ella, preguntarles cómo se encontraban…en una palabra, interesarse por ellos. En el pueblo la recuerdan con cariño, no sólo porque siempre tenía una palabra para quien se encontrara con ella, sino porque también le gustaba bromear, y preguntaba: “¿Sabe dónde está la Residencia Madre Elísea?”.

Durante los últimos meses de su enfermedad, ha dado verdadero ejemplo de paciencia, serenidad y, sobre todo, de evitar la preocupación por su estado de salud, ya que cada vez que alguien preguntaba cómo estaba (su familia cuando venía a verla, por teléfono, o la propia familia de los residentes), siempre decía: “Estoy bien, son cosas de la edad”, y sonreía. De igual manera, con médicos, enfermeras y auxiliares (que la recuerdan como la “Hna. de la sonrisa”), cuando iban a atenderla o tenían que hacerle pruebas, siempre tenía una sonrisa, una palabra, incluso alguna broma.

Una semana antes de fallecer, el Doctor de la Residencia le preguntó en qué pensaba y ella le respondió “en irme al cielo”. Ya era consciente de que pronto partiría a la Patria Celeste.

“Durante todos estos años, todas hemos experimentado las muchas dificultades que traen consigo los signos de los tiempos, pero en medio de ellas, Dios ha ido trazando el camino para que hayamos vivido nuestra vida religiosa hasta este momento, con gratitud y alegría. Hemos experimentado que Dios ha estado siempre con nosotras”. Así podemos leer en la monición de entrada de la celebración de las Bodas de Oro que la Hna. Marina realizó en Casa Madre junto a las Hnas. Eulogia y Mª Jesús, y viendo su vida se entiende perfectamente, teniendo en cuenta el evangelio que se leyó: como el Padre amó al Hijo, éste nos ha amado (Cfr. Jn 15, 9-17)…No podía ser, en ella, de otra manera y el 17 de Agosto el AMOR, llamó de una forma especial a la Amada.