Hna. Rosa Mª Vidal Fructuoso

“El Señor le abra las puertas del paraíso para que pueda volver
a aquella patria donde ya no hay muerte, sino paz y alegría sin fin”
(Ritual de exequias)

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que el 8 de Abril, desde la Comunidad de Casa Madre en Orihuela (Alicante), el Señor llamó a nuestra Hermana

ROSA VIDAL FRUCTUOSO

Nació en Orihuela (Alicante), el día 9 de Junio del año 1934. Hija de José y Rosa. Fueron 5 hermanos, siendo nuestra hermana la más pequeña. Fue bautizada en la Parroquia de las Santas Justa y Rufina, en Orihuela, diócesis de Orihuela-Alicante, el 1 de Julio del 1934, con el nombre de Mª Rosa y confirmada en la parroquia de Santiago, también de Orihuela, el 27 de Abril de 1945.

Comienza su postulantado en Casa Madre (Orihuela), en Octubre del año 1961 y el noviciado lo inicia en el mismo lugar, un año más tarde, el 8 de Octubre. Su primera profesión, también en Orihuela, fue el 10 de Octubre de 1963. La Profesión Perpetua la realiza el 8 de Abril de 1969, en Casa Madre, al igual que sus Bodas de Plata, el 10 de octubre de 1988.

Estudió el llamado “Magisterio de la Iglesia”, en Socuéllamos, en el año 1971, dando clase a niños pequeños (párvulos) toda su vida, hasta que se jubiló.

Estuvo destinada en los colegios de Elda (Alicante), Socuéllamos (Ciudad Real), Alicante, Orihuela (Alicante) y San Juan (Alicante), hasta llegar a Casa Madre, ya enferma, después de darle un ictus del que no sé recuperó.

Era una trabajadora incansable para todo lo que fueran las clases, que preparaba con gran esmero. Muy entregada a los niños, no tenía ninguna pereza en realizar cualquier tipo de trabajo y todo lo que fuera necesario para que pudieran aprender más. Llevaba muy bien las clases y disfrutaba enseñando.

Según ella misma escribe, también le gustaban mucho las manualidades y tenía una inclinación especial para la música.

A pesar de su carácter fuerte, era muy sociable y estaba atenta a las necesidades tanto de la comunidad como del entorno. No tenía problema en echar una mano siempre que se la precisara, y se sentía interpelada por la gente necesitada. Sólo un ejemplo: en Socuéllamos, en tiempo de vendimia, iba mucha gente a trabajar, la mayoría de ellas en unas condiciones deplorables. La Hna. Rosa, cuando tenía noticias de alguno de estos casos, preparaba unos cuantos bocadillos y se iba para repartirlos entre las personas que más lo necesitaban.

Que el Señor, Padre bueno y rico en misericordia, la tenga gozando de su presencia y celebrando con Él, en el cielo, la resurrección de su Hijo Jesucristo