Hna. Josefina Salgado Torres

“Pero Dios, rico en misericordia, 
por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados …
nos ha resucitado con Cristo Jesús …”. (Efesios 2: 4-6a)

Queridas Hermanas:

Os comunicamos que en la mañana del pasado día 9 de agosto de 2022, desde la Comunidad de “San Simón Stock” de San Juan de Alicante, Dios Padre llamó a nuestra Hermana:

Josefina Salgado Torres 

Nacida en Nogales (Badajoz), el 23 de febrero del año 1936, era hija de Manuel y Carmen, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, siendo nuestra Hermana la mayor de ellos. Fue bautizada poco después, el 8 de marzo de 1936, en la Iglesia Parroquial de San Cristóbal Martir de su pueblo natal.

Todas las etapas de su formación las hizo en la Casa Madre de Orihuela, comenzando el postulantado el 4 de octubre de 1958, el noviciado el 18 de abril de 1959 y profesando el 19 de abril de 1960. Allí mismo hizo sus votos perpetuos el 6 de marzo de 1966. Celebró sus Bodas de Plata el 19 de abril de 1985 en Villanueva de la Serena (Badajoz) y las Bodas de Oro el 19 de abril de 2010 también en Villanueva de la Serena (Badajoz).

Su vida apostólica estuvo caracterizada por la atención sanitaria. Era Auxiliar de Clínica y dedicó muchos años de su vida al cuidado de enfermos y ancianos, en las diferentes comunidades donde estuvo destinada: Clínica Platón (Barcelona), Sanatorio  de Tarrasa (Barcelona), Clinica de Monserrate (Orihuela), Residencia de Ancianos (Villanueva de la Serena – Badajoz). Finalmente, ya delicada de salud, en el año 2012, fue trasladada a la Comunidad de “San Simón Stock” de San Juan de Alicante, donde ha permanecido hasta que nuestro buen Dios se la llevó consigo.

Hna. Josefina Salgado, aunque era una persona muy reservada, tenía un carácter fuerte y era muy clara y sincera en sus expresiones; está sinceridad la llevaba muchas veces a no callar nada de lo que pensaba en un momento concreto y lo que decía no siempre era del agrado de quienes la escuchaban.

Por su manera de ser, la convivencia del día a día con ella no era fácil y no con todas las personas se relacionaba de igual manera. Con las superioras era sincera y respetuosa, aunque también tenía sus diferencias en el pensar y en el actuar. Aún así, manifestaba su buena disposición cuando la animaban a asumir juntas los hechos desde la fé y permitir que la acción salvadora de Dios llegara a todas. Con las Hermanas y otras personas que la sabían tratar, era cercana, cariñosa y amable, siempre dispuesta a ayudar y dar buenos consejos.

 A Hna. Josefina le gustaba estar bien informada de lo que sucedía en España y en el mundo, por lo que cada día leía los periódicos y trataba de ver las noticias y así se mantenía al día sobre todos los acontecimientos mundiales, nacionales y regionales. También se interesaba mucho por la Congregación, por las comunidades y Hermanas, y sentía dolor ante las dificultades que se presentan en las mismas, sugiriendo soluciones muy realistas, pero quizás no fáciles de llevar a cabo.

Siempre actuó como una persona muy observante, independiente sí, pero también sacrificada. Se podía contar con ella habitualmente sin dificultad. Era una persona fuerte, pero acogedora. Tenía una visión muy perfeccionista de las cosas y los hechos, le gustaba que todo estuviese bien hecho y ante lo cual era muy crítica si no eran como ella lo consideraba adecuado. Su talante rígido en las formas, se compaginaba a la vez con su prudencia innata.

Tenía también una especial sensibilidad hacia los pobres; así, por ejemplo, cuando se hacía el Presupuesto Comunitario y se asignaba una cantidad para compartir con los pobres, estaba muy atenta a que eso se debía cumplir y lo tenía muy controlado. Muy puntual en los compromisos y horarios de la comunidad. Educada siempre en su porte, respondía bien cuando se le preguntaba.

 Vivió muchos años «atada» a una enfermedad que le afectaba mucho a nivel respiratorio, lo que la limitó bastante en su servicio comunitario.

Nuestra Hermana, desde hacía tiempo, deseaba ya el encuentro con el Señor, el poder liberarse de su enfermedad, el descansar con los suyos, el encontrarse con todos los que ya partieron para la casa del Padre y a los que le unió el afecto… Los últimos momentos de su vida pasados en el hospital, estuvo muy serena; daba la sensación de que presentía que había llegado el día en que el Señor atendía su oración y la llevaba a  descansar en sus amorosos Brazos.

Damos gracias a Dios por el don de la vida de nuestra Hna. Josefina y le pedimos que, desde el precioso lugar donde está gozando de la Presencia del Señor, interceda por todas las que la hemos conocido y compartido parte de su vida. ¡DEP!