Hna. Mª Isaura Vestia Malota

Madrid, 11 de agosto de 2024

“… el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.
Cada uno dé como le dicte su corazón: ….
pues Dios ama al que da con alegría”.
(Cfr. 2 Cor 9, 6-7)

Queridas Hermanas:

     Os comunicamos que, en la madrugada del día 24 de junio de 2024, Fiesta de la Natividad de San Juan Bautista, Precursor del Señor, fue llamada a la presencia del Dueño de la vida, desde la Comunidad “Ntra. Sra. del Carmen” de Casa Madre (Orihuela), nuestra Hermana

Maria Joana Vestia Malota
En religión: María Isaura

Nacida en Estremoz (Portugal), el 5 de diciembre de 1932, hija de Augusto y Joana, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos, siendo nuestra Hermana la última de ellos. Fue bautizada unos meses después, el 16 de abril de 1933, en la Iglesia Parroquial de su pueblo natal, São Domingos de Ana Loura (concelho de Estremoz) y confirmada, años más tarde, en su adolescencia, en la misma Parroquia.

     Todo el proceso de formación lo realizó en Orihuela, empezando como postulante el 20 de julio de 1957 y continuando el noviciado el 17 de abril de 1958. En este mismo lugar hizo su Primera Profesión el 12 de octubre de 1964, y la Perpetua el 30 de agosto de 1970; ahí también celebró las Bodas de Plata, el 12 de octubre de 1989 y las de Oro las celebró el 24 de noviembre de 2014 en Encebras.

     Hna. Isaura, sin ser nacida en España y, manteniendo toda su vida su personalidad portuguesa, supo adaptarse a la vida comunitaria siempre con Hermanas españolas, sin poner nunca de manifiesto ningún tipo de desajuste ni complejo por ser la única hermana de la Congregación de origen portugués. El Señor le concedió la gracia de ser siempre ella misma y de desarrollar con gran generosidad las capacidades que le había otorgado, especialmente para el servicio a los más mayores.

     De carácter más bien callado, aunque enérgico y sincero, supo vivir con fidelidad los compromisos de su vida consagrada, mostrándose siempre positiva y colaboradora en todo a lo que la vida comunitaria se refiere, así como fiel a su vida de oración y abiertamente devota de nuestra Madre María, a quien le ofrecía siempre gustosa el rezo diario del Rosario y el cual compartió con los ancianos de Portugal, en el tiempo que estuvo a su servicio.

     Los dos primeros años de vida religiosa los pasó realizando su apostolado en el Seminario de Orihuela, regresando en 1981 por unos tres años más. Pero fue en las comunidades de Couço, Estremoz y Benavila, en Portugal, donde pasó la mayor parte de sus años de actividad apostólica en la atención a los ancianos. Cuando la Congregación cerró esta última casa en 2002, volvió definitivamente a España, siendo trasladada a la comunidad de Las Encebras-Pinoso (Alicante) donde ya estuvo anteriormente del 1984 a 1987.

     Su pueblo de origen, cerca de Estremoz en Portugal, de carácter eminentemente agrícola, le hacía sentir en Encebras como en su propia tierra. Allí vivió feliz durante los años que todavía sus fuerzas físicas le permitieron llevar a cabo su servicio apostólico en el Albergue Monte Carmelo. Esta estancia se truncó debido a una caída que le ocasionó la fractura del hombro. Dada su edad y la limitación de su estado físico, se vio la necesidad de trasladarla a Casa Madre en marzo de 2017.

     Aquí ha permanecido Hna. Isaura los últimos años de su vida, asumiendo su lento deterioro físico con una ejemplar serenidad, llevada hasta el extremo de prepararla para su traslado definitivo a la eternidad. Se aquejaba de un dolor abdominal permanente del cual, la primera vez que la llevaron al Hospital, no llegaron a detectar la causa y no le dieron importancia. En su segunda visita a “Urgencias” y posterior ingreso, ya fue demasiado tarde y no era posible la intervención. Así que, la mandaron a casa sin solución. En unos pocos días, sin apenas decir palabra, sin manifestar queja alguna, todo un testimonio de entereza y paz al aceptar y asumir la Voluntad de Dios, se fue apagando poco a poco hasta dormir en el Señor. Su muerte fue la ratificación y conformación de lo que fue su vida. Murió como había vivido, discreta, en paz y en silencio.

     Hna. Isaura, “la portuguesa”, como cariñosamente la nombrábamos, ha sabido vivir una vida buena, realizada, sencilla, serena, fraterna y entregada. Por la gran misericordia de nuestro Dios, habrá recibido ya la merecida recompensa a los que son fieles, sembrando abundantemente el bien con gozo.

Descansa ahora en el Señor, a la vez que intercede por todas nosotras. ¡DEP!

Fabiola Mª Freitas Gusmão, H. Carm.
Secretaria General