Hna. Nuria Viladrich Feliu

Madrid, 11 de noviembre de 2025

«Pues gustado he los frutos de tu Carmelo, haz Madre que muriendo al mundo, viva en el Cielo»
(Recuerdo Votos Perpetuos Baní, 1960)

        Queridas Hermanas:

Con la convicción profunda de que ya su alma descansa en Dios, su Salvador, damos gracias a Dios por el don de vida entre nosotras durante muchos años de nuestra querida Hermana que, el pasado 28 de junio de 2025, Dios Padre llamó a su presencia, desde la Comunidad de «Ntra. Sra. de la Providencia» en Tales, Castellón, a Hna.

Antonia Viladrich Feliu
En religión: Nuria

     Nacida en Alos de Balaguer (Lleida), el 10 de diciembre de 1935; hija de Emilio y Engracia, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, siendo nuestra Hermana la mayor de ellos. Fue bautizada el 27 de enero del 1936, en la Iglesia Parroquial de su pueblo natal Alos de Balaguer, y confirmada en la Parroquia Nuestra Señora de Gracia de Alicante el 18 de marzo de 1953.

     Comenzó su postulantado el día 14 de octubre del 1952 en Orihuela, donde también inició el noviciado el 15 de agosto de 1953 y profesó el 19 de agosto de 1954. Hizo sus votos perpetuos el 15 de agosto de 1960 en Baní, República Dominicana. No celebró sus Bodas de Plata pero sí las de Oro en el año 2004 en Tales, Castellón.

     Hna. Nuria vivió una larga existencia, con pleno sentido de la vocación a la que había sido llamada en la vida carmelita. Profundamente enamorada del Señor y entusiasta por vivir todos los rasgos de la gran riqueza del Carisma y espiritualidad del Carmelo. Vibraba con todo lo referente a estos valores, a la vez que intentaba vivirlos con autenticidad.

     Su serena e imperturbable presencia, que transmitía unción, serenidad y cercanía, fue una nota permanente a lo largo de su vida que, con toda seguridad, podrían testimoniar quienes la trataron a lo largo de sus 71 años de vida religiosa. Hna. Nuria siempre ha sido una religiosa ejemplar, Carmelita cien por cien, humana cien por cien. Independientemente de la actividad apostólica que realizaba. Sencillamente, estaba en el lugar y espacio que le correspondía, y, ahí, manifestaba ser persona de Dios.

     Dedicada durante muchos años a la labor docente, siempre transmitió proximidad con los alumnos, a la vez que armonía y cordialidad en la relación con el personal de cada uno de los centros educativos donde desarrolló su apostolado, tanto en República Dominicana (Baní y Santo Domingo) como en España (Alicante, Orihuela y Murcia). Hoy sus alumnas del colegio de Orihuela (ya señoras mayores) la siguen recordando por su acogida y cariño con el que siempre fueron tratadas.

     Una vez terminada su labor docente, además de su servicio al frente de la Comunidad, también asumió por más de dos años la misión de Presidenta de CONFER de la Diócesis de Cartagena-Murcia, servicio que llevó a cabo con la fidelidad, sencillez y amabilidad que siempre la caracterizaba, animando a superar toda matización congregacional y carismática, a la vez que iba fomentando el espíritu de colaboración y comunión entre todos los institutos religiosos, por el bien de la Iglesia particular y del pueblo de Dios en general.

     Tras doce años de servicio a la Congregación como Secretaria General, en 1999 fue destinada a la nueva fundación en Lladó (Girona) -pueblo natal del P. Cirilo Font, nuestro Cofundador-. Fue entonces cuando nuestra Hermana sintió que realizaba su servicio desde lo más profundo de su alma: el del apostolado parroquial y el de acompañamiento a los enfermos en el hospital de Figueras.

      Desde aquel momento se desarrolló en ella, con enorme agrado y sentido de misión, todo lo referente a la pastoral y a la liturgia, en la cual colaboraba con gran esmero y dedicación, así como en el trato con las familias y la gente de los pueblos que abarcaba la jurisdicción parroquial. Se mostraba muy humana en el trato con todos; acogía con mucha sensibilidad y delicadeza a cada persona en su situación real. Se alegraba con el gozo de cada una y sufría con las que estaban pasando por momentos de dificultad o de crisis.

     Cuando su vida quedó truncada en el lugar y misión que la habían ocupado hasta ese momento, por las duras circunstancias del terrible accidente mortal que sufrieron las Hermanas de las dos comunidades de Cataluña, en febrero de 2012, mientras viajaban hacia Tales para participar de la Asamblea de Pastoral, -y del que sobrevivió milagrosamente-, supo adaptarse con igual solicitud a la encomiable tarea de sacristana de la Casa de Espiritualidad de Tales, su nueva comunidad, relacionándose de modo admirable con todos aquellos que, no sólo solicitaban el servicio de nuestra casa, sino también de su atención personal de escucha silenciosa y orante. Hna. Nuria era esa hormiguita que, silenciosamente se dedicaba a amar escuchando, poniendo las cargas de los demás sobre su corazón, ya fueran seglares, religiosas o sacerdotes. Se las presentaba así al Señor, sin intentar dar sus soluciones, para que Él hiciera su obra en cada una de las personas.

   Su gran sensibilidad para todo lo espiritual, su deseo de agradar al Señor y su particular devoción a la María y a los santos del Carmelo, han sido la fuerza y la ayuda para culminar su vida de entrega en esta etapa de plenitud y madurez, que la ha ido preparando para el desenlace final de su trayectoria en la tierra, que a todas nos ha sorprendido por lo rápido e inesperado.

     ¡Gracias, Hna. Nuria! Nos has dejado un legado muy grande de sabiduría que nos servirá de guía y de luz. Desde el precioso lugar que el Señor te tenía reservado desde siempre en el paraíso, sigue los pasos de cada una de nosotras y ora a nuestro Padre Dios, para que sepamos ser fieles como tú. ¡DEP!

Fabiola Mª Freitas Gusmão, H. Carm.
Secretaria General