“Por eso, tú que la amas como Madre
procura emular su humildad, su castidad, su pobreza, su obediencia;
imítala en el amor de Dios y del prójimo y en todas las demás virtudes”
Ven. Miguel de San Agustín. O. Carm
Madrid, 12 de septiembre de 2025
Queridas Hermanas:
Con la firme certeza de que el Señor en su infinita Misericordia la ha acogido junto a Él, ella que como hija del Carmelo realizó con fidelidad su camino para el cielo, damos gracias a Dios por el don de la vida y de la vocación de nuestra Hermana,
Rosalina Burillo López
Nuestro Padre del cielo la llamó a su presencia en la madrugada del día 02 de mayo de 2025, a los 87 años de edad, encontrándola preparada para su encuentro.
Hna. Rosalina (Ángela) nació en Tomelloso, provincia de Ciudad Real (España) el 28 de enero de 1938, era hija de Jesús y Carmen, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos, siendo nuestra Hermana la sexta. Fue bautizada el 15 de marzo de 1942, en la Iglesia Parroquial “Ntra. Sra. de la Asunción” de Tomelloso, diócesis de Ciudad Real y confirmada el 03 de diciembre de 1945, en la misma Parroquia de Tomelloso.
Comenzó su postulantado en Orihuela el 18 de junio de 1955, donde también inició su noviciado el 20 de diciembre de 1955 e hizo su Profesión temporal el 30 de diciembre de 1956 en Orihuela. Sus Votos Perpetuos los hizo el 25 de septiembre de 1962 en Orihuela, sus Bodas de Plata las realizó el 30 de diciembre de 1981 en Guardamar del Segura (Alicante), y las Bodas de Oro las realizó en Granada en el año 2006.
Las Hermanas que convivieron con Hna. Rosalina constatan que siempre fue una religiosa fiel y consciente de su doble vocación como consagrada y celosa de su vocación como docente. Su inteligencia la ayudaba a ir superando los obstáculos que suponía el esfuerzo añadido de las responsabilidades y trabajos que hubieran obstaculizado su afán de superación. Era muy alegre, cercana, acogedora, prudente, pacífica, optimista, agradecida. Siempre recordaba a las hermanas con las que había convivido en la distintas comunidades con gran cariño y valorando las cualidades y virtudes que de ellas aprendió. A veces, contaba anécdotas y ocurrencias cargadas de cariño y simpatía de sus antiguas alumnas.
Hna. Rosalina, estuvo siempre abierta a la voluntad de Dios, disponible a sus designios para acudir a donde fuese enviada con gran solicitud, sin importar el servicio que en dicha comunidad prestaría, prueba de ello es descubrir cómo estuvo como sanitaria en Granada, en el Sanatorio de “La Purísima” por dos años, pasando después al Colegio de “Ntra. Sra. del Carmen” de Elda, donde trabajó como docente y en la portería, y posteriormente fue enviada a la Residencia “San Juan Evangelista” de Caudete donde permaneció un año, cuidando a Hermanas mayores y desde allí de nuevo realizó su maleta para ir a Socuéllamos, Colegio “Ntra. Sra. del Carmen”, donde comenzaría su formación académica como docente, profesión a la cual dedicó gran parte de su vida, pasando por los diferentes Centros Educativos de la Congregación (Alicante, Elda, Orihuela, Murcia, Guardamar, Sax, Socuéllamos). Su disponibilidad la hizo aceptar ir a Musha en Rwanda, donde estuvo por dos años prestando su servicio en una Escuela-Hogar.
Una vez jubilada, es trasladada a la Comunidad “Purísima Concepción” de Granada, una comunidad de acogida-inserción compartiendo con su serenidad y acogida las dificultades y esperanzas de los vecinos y feligreses de la Parroquia “Ntra. Sra. del Carmen”.
En el año 2008 es trasladada a la Residencia “Madre Elisea” de San Juan de Alicante, donde realizó un gran servicio en la portería, según dice una hermana parecía la “confesora” de la Residencia, pues todos, tanto residentes, hermanas, trabajadores y familiares acudían a ella para contarle sus dificultades, preocupaciones…, ella los guardaba en su corazón, como la Santísima Virgen María, y lo llevaba a la oración.
Durante esos años en los que ha permanecido en la Residencia, siempre ha estado abierta a las necesidades de la Comunidad, especialmente para acompañar a las Hermanas que estaban enfermas durante su estancia hospitalaria, no había que pedirle colaboración ella se ofrecía para permanecer con las Hermanas en el hospital las horas o los días que fuesen necesarios, sin mostrar cansancio. En cierta ocasión cedió su habitación para que un señor, que vivía en situación de gran abandono pudiese entrar en la Residencia, ya que en ese momento no había ninguna habitación disponible en el Centro.
En los últimos años, en los que la enfermedad tocó su cuerpo y mente, ella confiadamente en el Señor y en las Hermanas de la Comunidad, aceptó con paz su progresivo deterioro.
Que María Santísima, en quien ella se apoyó como Madre, la haya acogido en su seno y desde el cielo interceda por nuestra Congregación.
María del Carmen Sánchez Mesa, H. Carm.
Secretaria Ad. Casum