Hna. Visitación Bas Guerrero

Madrid, 11 de noviembre de 2024

“¡Bienaventurados los que mueren en el Señor!

Sí – dice el Espíritu -, que descansen de sus fatigas,

porque sus obras los acompañan.”
(Apocalipsis 14,13)

Queridas Hermanas:

Con la convicción profunda de que ya su alma descansa en Dios, su Salvador, os comunicamos que el pasado día 27 de octubre de 2024, Domingo, día de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, desde la Comunidad “Nuestra Señora del Carmen”, de la Casa Madre, en Orihuela, Dios Padre llamó a nuestra Hermana,

Filomena Bas Guerrero
En religión: Visitación

     Nacida en Orihuela, Alicante, el 18 de noviembre de 1932, era hija de Felipe y Visitación, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos, siendo nuestra Hermana la mayor de ellos. Fue bautizada el 27 de noviembre del mismo año, en la Iglesia Parroquial del Salvador -la Catedral- de su ciudad natal.

     Todo el proceso de su formación lo realizó en Orihuela, empezando como postulante el 12 de octubre de 1954 y continuando el noviciado el 12 de mayo de 1955. En este mismo lugar hizo su primera Profesión el 18 de mayo de 1956, y la Perpetua el 12 de septiembre de 1961. Celebró sus bodas de Plata y de Oro en soledad porque ese fue su deseo.

     Hermana Visitación fue una mujer que supo conjugar extraordinariamente su profesionalidad como docente, con su vocación de Religiosa Carmelita. Trabajadora incansable, celosa de cumplir con su deber en los cargos que tuvo que llevar a cabo durante toda su vida, era perfeccionista en la realización de cuanto emprendía, tanto a nivel docente, como artístico, poniendo en juego sus habilidades a las que añadía una impronta de humor con la que se ganaba la cercanía de todos: Hermanas, alumnos, amigos, profesores, personal no docente, padres de alumnos, etc. Por donde pasaba, fue muy solícita en crear ambiente de unión, camaradería y respeto, infundiendo una sensación de bienestar en cuantos se relacionaban con ella.

     Como mujer emprendedora, tenía gran capacidad de iniciativa, con ideas muy claras y precisa en la implementación, contando siempre con el apoyo y la colaboración de su comunidad y del claustro de profesores. No escatimaba tiempo, recursos, ni esfuerzo para llevarlas a cabo personalmente y “arrimando siempre el hombro”, incluso en miles ocasiones ella personalmente se involucraba en las tareas más comunes y simples de la limpieza y decoro de capillas, salones, pasillos, jardines, etc., que se le encomendaban o que ella misma proponía, para el buen funcionamiento y el decoro de los centros por los que pasó. Era amante y preocupada por su familia, su Congregación, su comunidad.

     Era una persona muy culta, a la que le gustaba el cine, e incluso ella misma hizo algunos cortos como aficionada. Como directora de nuestros Centros Educativos y también del “Organismo de Educación y Gestión de Alicante” fue muy apreciada y valorada porque era una excelente persona, muy valiosa y dotada de muchas cualidades. Sabía “estar”, con su porte muy elegante y noble y con sus palabras, acogiendo a todos y compartiendo su dominio de conocimiento sobre las leyes vigentes y los cambios que se iban sucediendo a lo largo de los tiempos. También supo repartir responsabilidades, apoyando, en la medida de sus necesidades, a aquellos en quienes ponía su confianza.

     Con esta memoria, celebramos su hermosa y fructífera vida, la cual ha dejado huellas imborrables en muchas personas que han tenido la dicha de tratarla y de compartir parte de su vida y misión, tanto en nuestros colegios y comunidades, como también en las muchas Congregaciones que trabajan en el campo de Enseñanza y que se relacionaron con ella. Éstas, literalmente, admiran “su dominio en la materia” y la eficaz capacidad de gestión, con la que transmitía gran seguridad y sosiego.

     Persona tranquila, pausada, sabía escuchar y casi siempre encontraba solución a los desafíos y problemas. Afrontaba las dificultades con mucho aplomo y señorío, lejos de cualquier alteración del ánimo, sin imposturas, ni alardeos; sin concesiones a la galería. Fue un ejemplo permanente de naturalidad y sencillez. Su trato cordial y educado con su sonrisa apacible y perdurable en el rostro, hacía cómoda la relación con cualquier persona, irradiaba, además, una alegría cómplice que emanaba de esa manera fácil de hacer y ser. Era muy generosa y sensible a las necesidades de los pobres, a quienes ayudaba mucho económicamente.

     En estos últimos años, muchas antiguas alumnas de los Colegios de Elda, Sto. Domingo, R.D., Puerto Rico, etc., así como antiguas compañeras en la Misión Educativa (Directoras y Entidades Titulares de otros Institutos presentes en Alicante), han seguido interesándose por ella y por su salud, hasta el día de su fallecimiento. Todos quienes la trataron, guardan un recuerdo vivo de su labor como MAESTRA, AMIGA, y COMPAÑERA EN LA MISIÓN DE LA ENSEÑANZA CATÓLICA, la cual supo realizar con excelencia, disciplina, gozo y sabiduría.

     Nuestra Hermana fue una religiosa fiel a su Señor y a sus compromisos de persona consagrada, aunque tuvo sus luchas interiores, pasando por sus noches oscuras. Pero muy dueña de sí, supo llevarlo con mucha discreción, intensificando su oración y compartiendo con Hermanas de su confianza; y así pudo superarlo, enfrentando con realismo los acontecimientos dolorosos de su vida.

     Demos gracias a Dios por el regalo de esta Hermana inteligente, noble, honesta y sin doblez, con una gran capacidad de organización, de relaciones públicas y de conseguir recursos. Llena de vitalidad, con una entrega incansable y silenciosa, pasó haciendo el bien por las Comunidades donde vivió, en España: Murcia, Elda y Alicante; en República Dominicana y Puerto Rico.

     Después de su tardía jubilación, en el año 2008, fue trasladada desde el Colegio de Alicante a la Casa Madre. En sus primeros años en esta, su Casa, siguió muy activa, participando en el Consejo de Pastoral de la Parroquia, colaborando con la Orden del Carmen, dando clases de Español, formación de adultos y cuidado del jardín. En la última etapa de su vida asumió el deterioro de su salud con mucha paz, resignación y fe, sin perder nunca su sentido de humor. Y así, tras unas semanas apagándose poco a poco como una vela, ha entregado su vida en manos de su Dios y Salvador y nuestro Buen Dios se la ha llevado consigo en la madrugada del domingo 27 de octubre, a sus casi 92 años de edad y 68 de vida religiosa.

¡Gracias, Hna. Visi! por tu vida entre nosotras. Desde el precioso lugar que el Señor tenía reservado desde siempre, intercede por tu amada Congregación. ¡DEP!

Fabiola Mª Freitas Gusmão, H. Carm.

Secretaria General