María, modelo de la Iglesia: Virgen orante

No tenemos que andar mucho buscando para encontrar la clave de la santidad  de María modelo de vida para nosotros. Ella se llama “Esclava del Señor” siempre al servicio de Dios acepta su majestad soberana. Por eso Pablo VI destaca el título de VIRGEN ORANTE. “Sé obediente al Señor y preséntale tus súplicas” (Sal 37). Concebida en gracia de Dios o sin pecado original, María oraba. Cuando visitó a Isabel la madre del  precursor, ésta exclamó ¿de dónde  a mí que venga a visitarme la Madre del Salvador?, María oró cantando al Señor su cántico del Magníficat, que ya se ha convertido en la oración de toda la Iglesia y en todos los tiempos: “Glorifica mi alma al Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me llamarán Bienaventurada todas las  generaciones. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo”
La Iglesia presenta a María como mujer ORANTE.
Adentrémonos en los maravillosos secretos de la vida de oración de María.

La ORACIÓN es coloquio  con Dios y con los hermanos. El hombre  también necesita orar. Descubrir que somos ciegos. Sólo Jesús nos cura como al ciego de nacimiento. “Jesús, ten piedad”. ¿Qué hacer? Gritar, orar. María impregna toda su existencia en oración. Su plegaria era la  efusión de su corazón. Pio XII, en su Carta Magna sobre el  Escapulario del Carmen nos dice  que el Escapulario es el símbolo de la humildad y de la oración. Las promesas  de María a los que vistan su Escapulario nos infunde en nuestro corazón la confianza en Dios y en su Madre María de alcanzar la vida eterna. Por eso terminamos con la oración a la Virgen del Carmen: María infúndenos el vivo deseo de orar.