Circular nº. 1

 Madrid, 24 de septiembre de 2011
Fiesta de Ntra. Sra. de la Merced

 

“Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”
(Cf. Col 2,7)

Queridas hermanas:

Deseo que mi primer saludo desde el nuevo servicio que el Capítulo General me ha confiado a favor de toda la Congregación, vaya encabezado por el lema de la “Jornada Mundial de la Juventud”, celebrada en Madrid en el pasado mes de agosto. Sí, necesitamos estar arraigadas y edificadas en Cristo para que El nos mantenga firmes en la fe, alegres en la esperanza y ardientes en el amor.

Todavía resuenan en nuestros oídos y, más aún, en lo más profundo de nuestros corazones, las palabras que el Santo Padre nos dirigió en los diversos ámbitos de la vida social y eclesial. ¡Qué expresión tan maravillosa y entusiasta de la fe y del amor a Jesucristo y a su Vicario en la tierra, vivimos durante esos días! Quiera el Señor que todo ello perdure en el tiempo, y nos haga más audaces y profundas en la vivencia de nuestra consagración bautismal, que nos hemos comprometido llevar hasta las últimas consecuencias, por medio de la consagración religiosa.

Yo, desde la fe y la confianza que me da el Señor en su asistencia, precisamente en mi debilidad, he aceptado esta misión de ejercer el servicio de la “autoridad sobre toda la Congregación y cada uno de sus miembros, simbolizando y garantizando la unidad y la fidelidad de todo el cuerpo congregacional al Evangelio, al Magisterio de la Iglesia, al espíritu de la Fundadora, a la Regla y Constituciones y a las decisiones del Capítulo General” (cf. Art 123 Const.) Con temor y temblor estoy escribiendo parte del contenido de este artículo de nuestras Constituciones, pero quiero abandonarme en las manos de Dios, sabiendo que su gracia nos precede y acompaña en nuestro caminar. Confío en la disponibilidad de cada una de vosotras para llevar a cabo esta responsabilidad, mirando con confianza y esperanza hacia el futuro. Creo que todas pondremos lo mejor de nosotras mismas para vivir fielmente nuestros compromisos de vida consagrada y acoger con generosidad y espíritu de fe, las decisiones del Capítulo General, plasmadas en los Documentos Capitulares, que ya, o muy pronto, tendréis en vuestras manos. Intentemos vivir y acoger el contenido de estos Documentos, con espíritu de fe y amor, con obediencia al plan de Dios sobre cada una de nosotras y sobre la Congregación. Solo así la bendición del Señor descenderá sobre nosotras y seremos fecundas.

Creo que en estos momentos en los que iniciamos una nueva etapa de nuestra vida congregacional, nos viene bien traer a nuestro corazón, lo que el Santo Padre en el punto nº 2 del mensaje que nos dirigió el seis de agosto, para que todos nos preparásemos, especialmente los jóvenes, a vivir con intensidad los días de la JMJ, nos decía: “la fe cristiana no es solo creer en la verdad, sino sobre todo una relación personal con Jesucristo. El encuentro con el Hijo de Dios proporciona un dinamismo nuevo a toda la existencia. Cuando comenzamos a tener una relación personal con Él, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida crece y se realiza en plenitud”.

Después de estas palabras, poco puedo añadir. Solo desear, que en a cada una de nosotras vaya creciendo esa amistad profunda con el Señor, que hará creíble nuestra entrega a los hermanos y dará sentido a nuestra propia vida.

Que María, nuestra Madre y Hermana, nos bendiga siempre y Ella sea la estrella que guíe nuestros pasos. A Ella confiamos esta andadura que acabamos de empezar.

Con mi cariño y recuerdo ante el Señor,