Circular nº. 14

 

 Madrid, 7 de julio de 2014

“Hoy celebramos la fiesta de María, Madre y hermosura
del Carmelo. Hoy los hijos de su amor cantamos sus
misericordias. Hoy la Estrella del mar brilla ante su pueblo
como signo de esperanza segura y de consuelo. Aleluya”.
(Antífona del Magníficat, II Vísperas, 16 de julio)

 

Mis queridas Hermanas:

¡¡Muchas felicidades en la novena y celebración de Ntra. Stma. Madre del Carmen!!

Al empezar esta carta circular, me ha parecido inspiradora para el momento que estamos viviendo, la antífona que precede al canto del magníficat, de las segundas vísperas de la solemnidad de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.

A Ella los carmelitas la invocamos como Madre y hermosura: Madre, porque Cristo nos la dio al pie de la cruz, y desde aquella hora, los hijos de la Iglesia la hemos acogido como uno de los mejores regalos que nos ha dado Jesús: María nos engendra con inmenso amor, nos cuida, nos alimenta, nos protege en el difícil camino de la vida, y nos conduce con gran ternura, para que lleguemos a Cristo, Monte de salvación. También es la Hermosura del Carmelo: Dios la ha enriquecido con dones excepcionales de naturaleza y gracia, y los carmelitas, como buenos hijos, le pedimos que nos ayude a imitarla en sus virtudes. Ella es la que, por puro amor gratuito, embellece nuestra Orden, nuestra Congregación… a cada uno de sus hijos.

También la invocamos como “Estrella del Mar”, faro que ilumina y nos conduce a buen puerto. En el pueblo de Dios, este título de la Virgen, va unido siempre a la advocación de nuestra Madre del Carmen: esperanza firme en las tempestades de la vida, seguridad en la noche, auxilio en el peligro, consuelo en las dificultades y tristezas que encontramos a lo largo del camino.

Nos encontramos en los días que preceden a la apertura y realización de nuestra VII Asamblea General. En la celebración de la Novena, quisiera que tuviéramos una intención especial por los trabajos que vamos a realizar. Sabemos que acudiendo a María, nunca quedamos defraudados. En algunas Regiones de la Congregación, pasamos por tiempos difíciles debido a la escasez de personas para dar respuesta a las necesidades y obras apostólicas que hemos de impulsar; en otras vivimos la esperanza que supone la llegada de jóvenes que desean compartir nuestra vida y misión; pero en las diferentes realidades en las que nos encontramos, contamos con la bendición de Dios, de ahí la necesidad que tenemos de pedir con confianza luz al Espíritu Santo para saber descubrirlo, y que fieles a su inspiración, sepamos responder a lo que nuestra familia religiosa necesita en estos momentos, para ser dóciles a lo que el Señor nos pide al servicio de la iglesia y del mundo. Es importante no perder de vista, que somos una misma familia multicultural, pero en la que todos los miembros estamos al servicio del bien común, edificando nuestro “hogar universal”, con dones que nos han sido dados, al participar de una llamada gratuita del Señor, de vivir un mismo carisma bajo la maternal mirada de María.

Nuestra Madre del Carmen, que es signo de esperanza segura y de consuelo, no ayude a vivir con entusiasmo y coherencia nuestra respuesta al seguimiento de Jesús: en Ella ponemos nuestra confianza.

¡¡MUCHAS FELICIDADES!!

Con mi cariño y oración,