Circular nº.17

Madrid,1 de marzo de 2015

 

“Sed muy agradecidas a tan grandes beneficios y,
ante todo, muy fieles a vuestras promesas”
(M.F. c. 50)


Queridas Hermanas: ¡¡Muchas felicidades en el 124º aniversario de nuestra vida en la iglesia como Congregación!!

Después de un largo recorrido visitando a nuestras hermanas del Caribe y del Perú, con las que hemos compartido el gozo del encuentro fraterno y la entregada misión de cada una de nuestras Comunidades, nuevamente desde España, quiero compartir con todas vosotras el gozo de un año más de gracia y bendición que el Señor, en su gran amor y misericordia nos concede, para con un corazón agradecido, amarle y glorificarle por permitirnos seguir en el surco que abrió Madre Elisea y sus compañeras en el seguimiento de Jesús dentro de nuestra hermosa Orden del Carmen.

También es una gracia que en este año celebremos “El año de la vida Consagrada” con el lema “Evangelio, profecía y esperanza, la vida consagrada en la Iglesia de hoy”. Tenemos una fuerte invitación a volver la mirada hacia la esencia de nuestra propia llamada, a vivenciar el legado espiritual de Madre Elisea (cfr. art. 3 de Const. y 2 del Direct.) que se nos muestra tan actual en esta invitación de la Iglesia a todos los consagrados. Somos receptoras de una fuente inagotable donde poder beber, y también donde ofrecer el agua viva que se nos ha dado con la gracia de nuestra llamada al Carmelo dentro de nuestra Congregación. También el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, nos mueve a vivir con mayor perfección y autenticidad el seguimiento de Cristo a ejemplo de esta gran santa y hermana mayor en la vivencia del carisma carmelita.

Al ir compartiendo durante estos meses con las hermanas de las diferentes regiones, especialmente lo que significa el don de Madre Elisea, hemos podido comprobar el deseo ardiente de fidelidad de cada una, el gozo por vivir una vida comunitaria que sea profecía de lo que estamos llamadas a ser, el implicarnos con mayor realismo, esperanza y misericordia en el servicio a los hermanos, el transmitir con entusiasmo y sin reparar esfuerzos el carisma-espiritualidad a las personas que colaboran con nosotras, el trabajar con ardor y generosidad en la pastoral juvenil y vocacional, buscando nuevas formas y métodos para llegar a los jóvenes… Todo ello es signo de vida y esperanza y un hermoso regalo que podemos ofrecer a nuestra Madre Elisea en este año. Ella intercederá por nosotras desde el cielo para que nuestro ánimo no decaiga y nos entusiasmemos y llenemos de gratitud por el Don recibido del Señor al llamarnos a su servicio. El mundo espera de nosotras personas gozosas y llenas de entusiasmo por haber experimentado en sus vidas “el haber sido alcanzadas por Cristo”, como expresa S. Pablo.

Celebremos con profunda gratitud y alegría el aniversario de nuestro nacimiento. Que Madre Fundadora nos conceda la gracia de vivir con mayor entrega y según las necesidades del nuestro mundo, lo que ella vivió como respuesta a la llamada del Señor. El Espíritu Santo nos ayudará a ser testigos del Dios vivo y verdadero, y María nuestra Madre y Hermana nos acompañará en el camino.

¡¡Muchas felicidades!! y… ¡ALABAT SIGA DÉU!