Madrid, 7 de julio de 2015
“Santa Madre de Dios, gloria del Monte Carmelo,
reviste de tus virtudes a la familia que tú has
escogido y defiéndela de todo peligro”
(Ant. del Magníficat 1ª s Vísperas de la Solemnidad
de la B. Virgen María del Monte Carmelo)
Queridas Hermanas:
El Señor nos ha concedido poder celebrar un año más, los beneficios recibidos a través de nuestra Madre del Carmen, y darle gracias por su misericordia infinita para con nosotros.
En estos días, en los que en toda la Orden celebramos la Novena preparatoria a la Solemnidad de nuestra Santísima Madre, pido a su Hijo Jesús, nos ayude a mirarnos en la mujer que Dios eligió para encarnarse y hacerse uno de nosotros. Ella, la humilde joven de Nazaret, que vivió como ninguna otra criatura el misterio de la fe, nos ayude a vivir las virtudes con que Dios la adornó para hacerla su Madre. Sabemos que la virtud, para que llegue a serlo, necesita ser ejercitada: a veces perdemos de vista esta realidad, y nos dejamos llevar de lo que decimos, “es natural en nosotros”, “somos así…” Es importante recordar que como familia religiosa, somos cada una diferentes, pero algo que nos lleva más allá de esas diferencias, y que la virtud transforma en riqueza, es la comunión en la llamada que Dios nos ha dirigido al convocarnos a vivir consagradas a Él en esta familia del Carmelo. Ante la debilidad humana, de la que todos tenemos experiencia, le pedimos a María en la antífona de la liturgia, que he puesto como iluminación “que revista de sus virtudes a la familia que Ella ha escogido y nos defienda de todo peligro”. El Santo Padre, nos recuerda reiteradamente, que hemos de luchar contra el peligro de la “mundanidad” que puede instalarse en nuestras vidas y hacernos perder de vista que “estamos en el mundo, pero sin ser del mundo”.
Creo que todo lo dicho anteriormente, encuentra su respuesta en María. Ella es la criatura, de nuestra misma condición, que conjugó perfectamente en su vida el permanecer a la escucha del Señor y el estar totalmente disponible para la misión, creando comunión, fraternidad, servicio, fortaleza en el dolor… Es la mujer creyente que se apoya en la promesa de Dios y se deja guiar por Él en todos los acontecimientos de su vida. ¿No será para cada una de nosotras motivo de oración, ayuda y confianza el tener una Madre tan cercana? Creo que en los momentos de alegría, dolor, lucha… es muy consolador el recordar que María está junto a nosotras, camina a nuestro lado, nos cobija en su regazo… es la Estrella del Mar que nos conduce al puerto de la salvación que es Cristo “… jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a ti, haya sido abandonado…” Estas oraciones tradicionales tan bellas, recogen la fe del pueblo creyente y nos ayudan en nuestro peregrinar por los caminos que Dios nos traza.
Que estos días que preceden a la entrañable celebración de Nuestra Santísima Madre del Carmen, sean para cada una de nosotras de gran alegría fraterna, y motivo de crecer más en comunión universal con todos nuestros hermanos, que a lo largo y ancho de este mundo, celebran con gran gozo nuestra Fiesta.
¡¡FELICIDADES para todas!!
Con mi cariño y oración,