Circular nº. 22

       Malang, 1 de marzo de 2016

Sed muy agradecidas a tan grandes beneficios
y, ante todo muy fieles a vuestras proesas

(M.F.c 50)

                                                                                                                                            

Queridas Hermanas:

Es motivo de profunda alegría ponerme en comunicación con cada una de vosotras, para agradecer al Señor su profundo Amor Misericordioso hacia nuestra Congregación, que le sigue dando Vida en abundancia, al cumplir el 125º aniversario de su Fundación.

Madre Elisea fue una mujer con un gran corazón; un corazón siempre agradecido por los acontecimientos que se vivían en el seno de su familia religiosa. De ello tenemos múltiples testimonios y cartas en los que expresa los sentimientos de su alma, siempre detallista en lo grande y en lo más insignificante. Yo hoy quiero hacer referencia a lo que ella expresaba en la carta que dirigía a sus hijas con motivo del Decreto de Agregación a la Orden del Carmen: “…la Orden nos cobija cariñosamente en su seno. Si el amor que siempre nos ha tenido la Santísima Virgen del Monte Carmelo, se ha patentizado ahora de una manera tan solemne, es justo que le demos gracias desde lo más íntimo de nuestros corazones” (cf. M.F. c.5)

El haber nacido en el corazón de la Orden del Carmen, y permanecer al servicio de la Iglesia, participando de un carisma tan hermoso y enriquecido con el legado espiritual de Madre Elisea, es un gran regalo del Señor, que nos sigue sosteniendo con su gracia, y nos permite estar a su servicio, siendo testigos proféticos del Amor del Padre a nuestros hermanos, especialmente a los más pequeños y vulnerables de esta sociedad, a veces tan individualista y deshumanizada.

Es necesario que sigamos creando espacios donde los hombres y mujeres de nuestro tiempo, puedan encontrarse con el Señor; espacios que no son solamente lugares físicos: cada una de nosotras hemos de tener conciencia de ser un “lugar” donde el hombre tenga la oportunidad de encontrarse con Dios; donde la persona se sienta amada y respetada como tal; donde las heridas de la vida sean curadas, o al menos, reciban el bálsamo de la escucha respetuosa y comprensiva, que ayuda a que la vida de nuestros hermanos sea más ligera y se sitúe en este mundo con mayor esperanza y dignidad.

Es una providencia de Dios, que este 125º aniversario de nuestra fundación, coincida con la proclamación del Santo Padre Francisco del Año Jubilar de la Misericordia. “Misericordiosos como el Padre”, es la llamada que Dios hace a la Iglesia y en consecuencia a cada una de nosotras. Creo que el mejor regalo que podemos hacernos en este Aniversario, es intentar vivir con mayor profundidad esa llamada al seguimiento del Señor, mirando nuestras actitudes con los ojos de Dios y dejando que su imagen de Padre misericordioso se grabe en lo más profundo de nuestro corazón, para acoger a cada persona, especialmente a las hermanas de la comunidad, con misericordia y ternura. No nos fijemos tanto en los defectos, ¿quién no los tiene?, miremos lo positivo que hay en cada persona, para hacerlo crecer con nuestra acogida y valoración.

Que Madre Elisea nos bendiga desde el cielo, y podamos seguir aportando en la Iglesia nuestro mejor Don: el vivir con fidelidad nuestro compromiso de vida de seguimiento de Jesús, según el carisma recibido y hacer partícipes de este regalo a todos, especialmente a las personas que comparten la misión con nosotras.

 

            ¡¡FELIZ 125 ANIVERSARIO!!