Circular nº. 26

Orihuela, 8 de diciembre de 2016

“Te damos gracias por Cristo nuestro Señor. A quién los
profetas anunciaron, la Virgen esperó con inefable amor de Madre,
Juan lo proclamó ya próximo… y el mismo Señor nos concede
prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento”

(cf. Prefacio II de adviento)

 

Queridas Hermanas:

¡¡Muchas FELICIDADES en estas fiestas de Navidad que ya se aproximan!!

En este año 2016 que ya llega a su fin, son muchas las razones por las que nuestro corazón se siente, especialmente agradecido al Señor: Hemos gozado de la clausura del año de la Vida Consagrada, con los dones y riquezas que ha supuesto; hemos vivido el año Santo de la Misericordia, en el que se nos ha dado a experimentar el Amor entrañable de nuestro Padre Dios; a nivel de nuestra familia religiosa, estamos celebrando con gozo los 125 años de vida “dando gloria a Dios por todo el orbe”, como deseaba Madre Elisea; hemos recibido la gracia de que Madre Fundadora sea reconocida por la Iglesia, como mujer consagrada en el Carmelo, que ha vivido con heroicidad las virtudes cristianas… hermoso modelo que se nos propone a seguir, para llegar a la perfección a la que hemos sido llamadas.

Es hermoso contemplar y vivir todos estos acontecimientos como tiempo de gracia y salvación para la Congregación, que a la luz de la fe, son experimentados como Kairós para cada una de sus hijas. En María, vemos lo que estamos llamadas a ser: receptáculos de esa gracia, que a Ella la colmó y que también quiere llenarnos a cada una de nosotras. Tal vez nos sintamos pobres, poca cosa, en algunos casos, mayores y enfermas… pero precisamente en eso, es donde actúa Dios: con nuestra pequeñez ofrecida, Él puede hacer grandes cosas. Lo vemos en todos los textos bíblicos de este tiempo de Adviento y Navidad. Dios siempre está presente en lo pequeño, en lo que no cuenta… Démosle gracias por ser así, pues de esta forma sabemos que continuamente podemos acudir en nuestra necesidad a ese Padre que no solo espera, sino que sale al encuentro del que le busca con corazón humilde.

“Otea el horizonte: reaviva el fuego del carisma”, en este clima de intimidad y fiesta familiar y alegre, que es la Navidad, quiero recordar el lema de nuestro XX Capitulo General, por el que todas oramos cada día, para que fieles al Espíritu, sepamos discernir, por dónde nos conduce hoy. Miremos el horizonte, y como los Magos de Belén, sepamos descubrir la Estrella que nos guía a Cristo y a María por los caminos de nuestro mundo herido. Hoy el Señor, hecho niño en tantos hermanos necesitados de lo más esencial, quiere que como Congregación estemos alerta a sus signos; signos que solo sabremos descubrir, si como la Virgen María, estamos pendientes de Jesús, oramos en nuestra necesidad, nos abandonamos activamente en Él…

También tendremos el gozo de llevar a cabo a primeros de febrero de 2017, la apertura oficial de la Fundación de Haití, tan esperada y querida por la Congregación. Nuestras hermanas de República Dominicana, han estado trabajando con entrega y mucha ilusión, en esta búsqueda que ya se acerca a ser realidad. El grupito de hermanas fundadoras (Juana de Js. Ozoria Tavera, Santa Ruiz Rivera y Vitana Pierre), partirá a Anse-à-Pitre, a mediados de enero y el día 5 de febrero será la apertura oficial de esta nueva comunidad. Oremos para que sepamos responder a las expectativas de Dios y de los hermanos, sabiéndoles servir con entrega generosa. Desde aquí agradecemos sus esfuerzos y con el nacimiento de Jesús, nos gozamos de este nuevo nacimiento de la Congregación en ese querido país.

Que Santa María de la Esperanza, nos ayude a prepararnos con un corazón bien dispuesto, a acoger a Jesucristo, único Salvador del mundo, que llega a nosotras desde la ternura y la pequeñez.

¡¡FELIZ NAVIDAD!! Con mi cariño y oración,