Circular nº. 3

Santo Domingo, 1 de marzo de 2018

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia
(Sal 117)

 Mis queridas Hermanas en el Carmelo:

Que la paz y la ternura de Jesús rebosen en nuestros corazones.

De nuevo me pongo en contacto con cada una de vosotras, mis queridas Hermanas, deseándoles la salud y el buen itinerario interior en este tiempo de gracia, el Cuaresma. Ya estamos en el camino cuaresmal, el camino de la esclavitud del pecado a la libertad del amor, del sufrimiento a la alegría en el Señor, de la muerte a la vida redimida por Cristo.

La Iglesia, nuestra madre y maestra, nos indica tres medios para vivir este momento fuerte de conversión, que son la oración, el ayuno y la limosna. La oración nos invita a renovar e intensificar nuestra relación con Dios para que El vuelva a ser el centro de nuestra vida personal y de nuestra comunidad. El ayuno nos recuerda que nuestro combate no es solamente corporal, sino también la del espíritu que domina nuestra frágil carne. El ayuno nos ayuda a ser dueñas de nosotras mismas, de esa manera, nuestra relación con los demás sea más amable y comprensiva. La limosna que es la expresión de nuestro amor al hermano, nos invita a salir de nosotras mismas y a compartir lo que somos y tenemos con generosidad.

¡Ojala esos  medios de acercarnos a Dios, el dominio de si y la caridad, nos introduzca más de lleno a la celebración gozosa de la Pascua del Señor y al aniversario de nuestra amada Congregación!

Desde esta tierra Caribeña en donde estoy realizando la Visita Canónica acompañada de Hna. Rita María Dwiningsih, os invito a dar gracias al Dios de la Vida que acompañe la andadura de nuestra Congregación. Su presencia fue y sigue siendo tan palpable en nuestra vida y misión, en nuestra lucha diaria, en nuestro sufrimiento y gozo.

Hoy nuestro reto de amor es vivir nuestra consagración con alegría e entusiasmo, es dar lo mejor de nosotras mismas en la misión que nos ha confiado el Señor.  

Felicidades para todas nosotras. Feliz 127º aniversario de nuestra vida congregacional. Que Venerable Madre Elisea Oliver y Madre Teresa Bañon intercedan por nosotras desde el Carmelo celestial.

Otro motivo para dar gracias al Señor es la celebración de las bodas de oro de las Hermanas Ana Julia Taveras Tejada, Mª Estela Polanco Rosario, Mª Isabel Rodríguez Juárez y Felicidad Fernández Torres; las bodas de plata de las Hermanas Mª Carmen Vázquez Rodríguez, Elizabeth Andino Matos, Carmelita Martins, Bernardet Bon Siboro Hermín, Madalena A. Gómez Bonaparte Soares, Joanina de Araujo, Odete Ribeiro Víctor, Rita Mª Dwiningsih, Juliana Sofía Kebo, Johana Surbakti y Cecilia Nainggolan.

Al Dios de la mies, le damos gracias por su continua llamada; y a las Hermanas festejadas, en nombre de toda la Congregación, os quiero dar las gracias por vuestra fiel respuesta a la elección de Dios y a vuestra generosa entrega.

Otro acontecimiento que nos llena de alegría y de acción de gracias es la profesión perpetua de nuestras Hermanas Peruanas, Nadine Albornoz Chirino y Martha Luz Pinedo Ramírez. Alabado sea Dios que sigue llamando a las jóvenes para seguir a Cristo en nuestra Congregación.

Y por último, os deseo Felices Pascua de Resurrección del Señor. Que nuestra vida renovada sea signo de la presencia de Jesús en el mundo y que María, nuestra madre y hermana, nos siga acompañando en nuestro caminar día a día. Recibid un fuerte abrazo con todo mi cariño,