Circular nº. 4

 

 Madrid, 1 de junio de 2012

 

“Atráenos, Virgen María; caminaremos en pos de Ti”
(De la respuesta al salmo responsorial
de la Fiesta del 16 de julio)


Queridas Hermanas:

¡¡Muchas Felicidades en la Novena y Fiesta de Nuestra Santísima Madre del Carmen!!

Como cada año, esperamos con gozo que se acerquen estos días, en los que vivimos con mayor intensidad nuestra unión con María y la fraternidad con las hermanas y con las personas y amigos que colaboran con nosotras en misión compartida, en los diferentes campos de apostolado.

Igualmente, pienso de modo particular en Casa Madre, dónde, siempre que nos es posible, nos acercamos desde las diferentes comunidades, a participar del gozo de encontrarse los hijos junto a su Madre, compartir sus alegrías y sus dificultades, expresarnos nuestro cariño y sentirnos Familia. Es algo muy hermoso que debemos cuidar y fomentar, pues el amor que no se expresa, termina por ser algo sin contenido y vacío. Creo que no debemos desaprovechar estas oportunidades tan hermosas que nos da el Señor para honrar a su Madre y agradecerle sus beneficios hacia cada una de nosotras y hacia la Congregación. Es tiempo de acción de gracias y también de petición, pues nos sabemos necesitadas del auxilio de nuestra Madre para poder mantenernos en fidelidad, con la mirada hacia lo alto, de donde nos ha de venir todo bien.

En estos momentos en los que la Congregación, tanto necesita “que cada una con el don que ha recibido se ponga al servicio de los demás”, es imprescindible que nuestro corazón se vuelva hacia nuestra Madre, y nos fijemos en sus actitudes, o mejor, en la actitud fundamental de su existencia: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Esta entrega total y definitiva de la Virgen al plan de Dios sobre Ella, es la que orientó toda su vida y la hizo estar siempre disponible a su Señor y a las necesidades de su entorno, de una manera muy sencilla, sí, pero sin dejar escapar un detalle. Lo vemos en lo poco, pero suficiente, que sobre Ella se nos dice en el Nuevo Testamento: el servicio diligente a su prima Isabel en el momento que la necesitaba y el olvido de sí misma, las Bodas de Caná y solidarizarse en esa necesidad tan humana de unos novios que van a quedar mal en su fiesta, el estar junto a su Hijo Jesús al pie de la Cruz colaborando activamente en el plan de la redención, el orar junto a los discípulos en el Cenáculo pidiendo el Don del Espíritu… Creo que todo ello es más que suficiente para traer a nuestro corazón las necesidades de nuestras hermanas de comunidad y de aquellos a los que servimos, para que nuestra entrega sea siempre total y generosa.

Como repetiremos en el salmo responsorial de la misa de Nuestra Santísima Madre, pidámosle desde ahora que nos atraiga con mayor fuerza, para que caminemos según su ejemplo. No dejemos de susurrar desde lo más íntimo de nuestro corazón: “atráenos, Virgen María, Caminaremos en pos de ti”

Que María, nuestra Madre y hermana, nos ayude a cada una de nosotras a vivir en actitud de disponibilidad y de servicio, y que estos días los celebremos con profundo gozo, compartiendo lo que somos y tenemos.

¡¡Muchas FELICIDADES!! Con mi cariño y oración,