Circular nº. 5

Madrid, 1 de septiembre de 2012

 

“Corramos con fortaleza la prueba que se nos
propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y
completa nuestra fe”.
Hb12, 1b – 2a

Queridas Hermanas:

Que el Señor, fuente de todo bien, nos siga animando y confirmando en la entrega de cada día, “siendo conscientes de que nuestro mundo necesita autenticidad de vida, coherencia y compromiso” Cf. Doc. Capitulares (Pistas, luces en el camino…)

Ante esta nueva etapa que se nos presenta, después de que una gran mayoría de nosotras, ha tenido su especial encuentro con Jesucristo a través de los Ejercicios Espirituales, y el merecido descanso durante los días de vacaciones, miramos el futuro con renovada ilusión y nos disponemos a entregar lo mejor de nosotras mismas en la construcción del Reino. Quisiera que estas letras que os dirijo, y que me digo a mi misma, nos ayuden a vivir con mayor entrega y esperanza, teniendo como horizonte de toda nuestra vida a Jesucristo.

El próximo día 11 del mes de octubre, con motivo del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el Santo Padre Benedicto XVI, abrirá el  “Año de la Fe”, que concluirá el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. La Iglesia nos va a proponer la reflexión y profundización de un Documento, con el que se pretende “dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuentran, a la amistad con Cristo que nos da la vida en plenitud” (Benedicto XVI), todo ello en la dinámica de la Nueva Evangelización.

Estoy segura que va a ser un año lleno de frutos del Espíritu; de gracias y dones para el pueblo de Dios, en medio del cual nos integramos nosotras como consagradas, y al que queremos entregarnos ofreciendo el carisma del Carmelo “Viviendo en obsequio de Jesucristo, sirviéndole fielmente con  corazón puro y buena conciencia”, Regla [2]. De ahí, que en el inicio de esta Circular, he hecho referencia a esa necesidad que el mundo de hoy tiene de autenticidad, de coherencia y de compromiso, actitudes sin las cuales es imposible vivir la fe, ser testigos del Señor Jesús. En la misma línea quiero hacer una llamada a todas, para que profundicemos y vivamos nuestras Constituciones con mayor exigencia, sabiendo que este es el camino que Dios ha trazado para cada una y así conducirnos a Él.

Puede que algunas de nosotras estemos recorriendo un camino difícil, con muchos recovecos, con malezas… y que a menudo se nos oscurece el final, o tal vez no vemos la meta. Puede que los problemas personales e institucionales, la enfermedad, el desánimo… tantas cosas que a veces llegan a oscurecer el camino, nos acechan e intentan hacer vacilar nuestra esperanza: es el momento de recurrir al Señor con mayor confianza y seguridad, sabiendo que todo lo podemos en El y que en esas dificultades de la existencia, Jesús es el que nos conduce, pues El es el camino, la verdad y la vida. En este contexto quiero recordar las palabras del Papa en el Ángelus del 5 de agosto pasado “El centro de la existencia, aquello que da sentido pleno y firme esperanza al camino, a menudo difícil, es la fe en Jesús, es el encuentro con Cristo”.

Sabemos que en nuestra andadura no vamos solas; nos acompaña siempre la Madre y Hermosura del Carmelo, en cuyo regazo ponemos todas nuestras preocupaciones, ilusiones y proyectos. Que Ella con su intercesión y bendición nos conduzca siempre a Cristo.

Con mi cariño y oración,