Circular nº.6

Dili, 1 de Marzo de 2019

 “Estar contentas en la vida religiosa es servir a Dios con alegría,
y el que sirve a Dios así, todo cuanto hace lo hace con el solo fin de
agradarle…”  (M Elísea, carta 9).

 

Mis queridas Hermanas en el Carmelo:

¡Que la paz de Dios y la alegría en Jesús Resucitado abunden y fructifiquen en nuestros corazones!

En este día de conmemoración del 31 año de fallecimiento de nuestra querida Hermana Engracia Quesada Soto, una de las tres Hermanas que llevaron la Congregación al continente asiático y que falleció en este país; quisiera mandaros mi cordial saludo desde la Vicaría “Estrella del Mar” Timor Leste-Kupang, en donde me encuentro de visita canónica, acompañada por Hna. Fabiola Mª Freitas Gusmaõ.

Junto con las Hnas. Serafines Miñano López y Consuelo Martínez Abellán, Hna Engracia llegó a Bobonaro el día 27 de agosto de 1974 y desde entonces se quedó en Timor Leste como “un grano que muere” y dio abundates frutos de vocaciones de Asia para el Carmelo. De todo corazón, le damos las gracias a las Hermanas de España, de Puerto Rico y República Dominicana que dieron y siguen dando su vida en esta tierra de “la salida del sol naciente”.

En este mes de marzo, tan especial para nuestra familia religiosa, mi FELICITACIÓN para todas por nuestro 128 ANIVERSARIO de nuestra vida congregacional. Que seamos fieles a nuestro compromiso como personas consagradas en nuestro obsequio de Jesucristo en el Carmelo.

Con gran gozo os adjunto el Decreto en español emitido por la Congregación para la Causa de los Santos, reconociendo las Virtudes Heroicas de nuestra VENERABLE Hermana Árcangela Badosa Cuatrecasas. Damos gracias a Dios que ha hecho tantas maravillas en nuestra vida y a la Santa Madre Iglesia por tener en cuenta los signos de heroicidad en el ejercicio de virtudes de nuestro “Angel de Caridad” que supo dar su propia vida por los enfermos, hasta la muerte. Admiro ver la santidad de nuestra sencilla Hermana en el Carmelo que fue reflejo de la presencia de Dios entre nosotros. Su santidad es el rostro más bello de la Congregación. ¡Alabado sea Dios!

Que la vida de nuestras Venerables Elísea Oliver Molina y Árcangela Badosa nos empujen a gastar nuestra vida en el servicio del Reino. Aferradas al Señor nos animamos a poner nuestros carismas al servicio de los otros y procuramos ante todo amar y servir, haciendo todas las cosas en Su presencia. “A ser buenas y ¡adelante!, y no hay que temer, que el premio es el cielo”, así no animó Madre Elísea.

Justo en esta “semana de la Congregación”, estamos empezando el tiempo propicio de la conversión y el encuentro, el tiempo de la Cuaresma, el tiempo que nos conduce a celebrar la Pascua, meta del recorrido cuaresmal. Que en estos días de preparación y de purificación nos dejemos transformar, para ser libres y artesanos de paz por las obras de misericordia y por los pequeños detalles de amor, especialmente para nuestras Hermanas de Comunidad.

Aprovecho esta ocasión para felicitaros en estas PASCUAS, deseando las paséis llenas de felicidad, de alegría y mucha paz en el Señor. Dios, que nos ama, entregó su propia vida por nosotros para salvarnos. Estamos salvados por puro amor para darnos la verdadera vida en Dios. Dejemos, pues, que el Espíritu Santo nos haga contemplar nuestra historia de salvación personal y congregacional, en la clave de Jesús Resucitado. Feliz PASCUA DE LA RESURRECCIÓN del SEÑOR para todas nosotras.

Otra felicitación las dirijo para las Hermanas que celebran sus bodas de oro de la profesión religiosa: Hermanas Mª Dolores Barbero Cabanillas, Rosario García Hernández, Mª Francisca Rubio Fernández, Leandra Esquinas de la Bella, Cecilia Latorre Mascarell, Altagracia Taveras Tejada, Cándida López Colón. La felicitación también para las Hermanas que les tocan las bodas de plata, Hermanas Agnés Mukankwiro, Yustina Sri Suharti, Lusia Nainggolan, Laini Lidwina Siburian, Madalena Fátima Ribeiro, Marciana Tri Suwahyanti, Theresia Chain, María Sulastri.

Oremos a Dios Padre, fuente de todo bien y de toda perseverancia, en favor de nuestras Hermanas, que en este año piden la gracia del año jubilar. A todas las Hermanas festejadas, en nombre de toda la Congregación, os quiero felicitar y dar las gracias por vuestra generosa entrega. Que la gracia de Dios os colme de gozo y os acompañen en “este camino bueno y santo”.

A todas, y a cada una de las Hermanas, recibid un fuerte abrazo con todo mi cariño y unión de oración.