Circular nº.7

Madrid, 6 de julio de 2019

 “Maria, nuestra Madre y Hermana,
enséñame a seguir de cerca a Jesús,
amarle y servirle con el corazón puro

 

Mis queridas Hermanas en el Carmelo:

¡Que la paz y la alegría en Jesús Resucitado llenen nuestros corazones!

Ya se aproximan las celebraciones importantes para toda la Familia Carmelita, la solemnidad de Nuestra Santísima Madre, la VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO, titular de la Congregación y la fiesta de Nuestro Padre SAN ELÍAS, nuestro modelo de testimonio profético. A través de esta carta, quisiera enviar mi saludo a cada una de vosotras: ¡FELICIDADES!! Que la vida y el espíritu de María y San Elías estimulen nuestra vida consagrada y nos animen a vivir en la presencia de Dios y a servirle con el celo ardiente, llevando a todos la alegría del Evangelio.

Quisiera compartir con vosotras dos acontecimientos tan intensos y enriquecedores, estando aún caldeado el corazón, os hago llegar algunas pinceladas que a mí parecer vale la pena de comunicarla, uniendo nuestra pasión por Cristo y la pasión por la humanidad con toda la familia de Vida Consagrada.

El primer hecho, fue la XXI Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), que se celebró en Roma durante los días 6 hasta el 10 de mayo de 2019. Participé en este encuentro donde nos reunimos más de 820 participantes que vinieron de 80 países de origen, con la traducción simultáneamente de 13 lenguas. El lema de la Asamblea fue: “Sembradoras de Esperanza Profética”, inspirada en el texto de Jeremías 29,11: “Bien me sé los pensamientos que pienso sobre vosotros, oráculo del Señor, de daros un porvenir de esperanza”.

El último día de nuestra convivencia tuvimos la oportunidad de la audiencia con el Papa Francisco que nos entregó su texto de discurso y las bendiciones a todas las Superioras Generales y a todas las Hermanas de cada Congregación. Os adjunto su discurso para que podáis leerlo tranquilamente y hagamos vida lo que él nos pide. El Papa nos alienta y anima a ser testigos del Resucitado viviendo una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría.

Él mostró su agradecimiento a todas las religiosas por el gran trabajo que realizamos en las distintas periferias, tanto en la periferia de la educación, de la sanidad, como la del trabajo pastoral. Que nunca dejemos de ser mujeres y que vivamos con alegría nuestra consagración. Esa es la mejor propaganda vocacional.

Durante aquellos días nos hemos centrado en cómo ser sembradoras de esperanza profética en cualquier ámbito y en todo lugar. Estamos llamadas a tener esperanza en la visión de Dios para el futuro. ¿Cómo vivimos la esperanza como Hermanas Carmelitas? Las mujeres Carmelitas tienen que ser mujeres con visión de amor y compasión: ver todo con esperanza profética. Para eso, necesitamos ser mujeres de carácter y virtud en el sentido más integro de la palabra.

Una de las diaconías específicas del carisma carmelita es la justicia, la paz y la integridad de la creación, por eso tenemos la responsabilidad de ser profetas de esperanza para cuidar la creación. Para ser sembradoras de esperanza profética, necesitamos experimentar una continua conversión ecológica, escuchando el clamor de la tierra y el clamor de los pobres, siendo instrumentos de esperanza para el cuidado de la creación, desde nuestra Comunidad y según nuestras capacidades.

En estos últimos años, hemos potenciado el intercambio de Hermanas. Las comunidades verdaderamente interculturales son semillas de esperanza profética. Somos invitadas a crear una nueva cultura, donde cada una podamos dar lo mejor de nosotras mismas, compartir nuestros dones, dejarnos desafiar por lo “diferente”. El dialogo interreligioso y ecuménico nos convierte en sembradoras de esperanza profética. Reconocemos que muchas de nosotras ya estamos directamente implicadas en el diálogo interreligioso y ecuménico y, estamos fortaleciendo esas relaciones. La mejor actitud para el diálogo es nuestra vida de contemplación. Cuidémosla con esmero.

Otro acontecimiento Congregacional vivido en estos meses fue el curso de la Formación Permanente Internacional 2019 que participaron las Hermanas de distintas Vicarias, Delegación y casas dependientes directas del Gobierno General. El grupo dio las gracias por esta ocasión de reflexión y renovación, tanto en la formación espiritual, carismática, doctrinal y práctica, viviendo la experiencia de fraternidad internacional. Os animo a cada una de vosotras a que toméis en serio la formación con gran responsabilidad y buen ánimo, porque es una exigencia de nuestra consagración y nos ayuda a ser fieles al carisma-espiritualidad-misión de la Congregación.

Por último, quiero desearos un feliz verano, que sean fecundas las actividades, Ejercicios Espirituales y descansos que todas tendremos. A todas, y a cada una de las Hermanas, recibid un fuerte abrazo con todo mi cariño y unión de oración.

Fraternalmente en el Carmelo,