Circular nº. 7

Madrid, 28 de febrero de 2013

                                                                                                          

“Mucho me alegro que trabajéis en provecho
espiritual y por el bien de esos niños que
el Señor tanto ama”
(Carta 47,  M. Elisea a la Cdad. de Brozas)

                                                                                 

Mis queridas Hermanas:

Recibid mi cordial felicitación en el 122º aniversario de la Fundación de Nuestra Congregación. ¡Alegrémonos y gocémonos en el Señor, por su inmenso amor y misericordia hacia nosotras!

He comenzado esta Circular, con ese párrafo de una carta que Madre Fundadora dirigió a Madre Angélica Badosa y Comunidad de Brozas, pues durante este año estamos celebrando el Centenario de la fundación del Colegio de Murcia, que dimos oficial apertura el 24 de enero y esperamos que durante todas las celebraciones y actos que se realicen, esté presente el espíritu que siempre animó a Madre Elisea en su entrega al Señor y a los hermanos, en este caso a la educación católica de los niños, a la cual ella nos animó y estimuló siempre, y hoy queremos seguir sus pasos con humildad y confianza. Animamos desde aquí a las hermanas y a toda la Comunidad Educativa a seguir con generosidad y entrega en este hermoso campo de evangelización en el año de la fe.

Quisiera compartir con cada una, la necesidad que tengo de expresaros, que es fundamental que profundicemos en la vida y en todo el legado de Madre Fundadora, y que ella siga siendo para cada una de nosotras, cada vez con mayor fuerza, un modelo de referencia, por ser una mujer profundamente arraigada en la fe y entregada totalmente al Señor, sin fisuras ni mediocridades.

Al leer y profundizar en su epistolario, encontramos su profundo arraigo en las fuentes del Carmelo, desde donde bebió, se formó y transmitió a nuestra Congregación, como Don que el Espíritu le comunicó y enriqueció viviendo el hermoso carisma carmelita con la peculiaridad de la sencillez evangélica. Hoy nosotras, depositarias de este Don, lo hemos de conservar y enriquecer (cfr. Art. 3 de Const.)

Este tiempo litúrgico de Cuaresma, es un momento propicio para vivir con mayor intensidad nuestra llamada a la oración, al compartir, a ofrecer nuestros sacrificios por el bien de los demás y por nuestra propia conversión, tan necesaria para el crecimiento espiritual y para unirnos vitalmente cada vez más al Señor, que es el fin que con todo ello pretendemos. Miremos este tiempo litúrgico como lo que es: un itinerario hacia la Pascua. Dejemos que la Palabra de Dios, tan rica en estos días, vaya marcando el ritmo de nuestro recorrido, para abrazarnos con Jesucristo, en su entrega total al Padre.

No quiero terminar esta carta Circular, sin tener una palabra de profunda gratitud hacia nuestro querido Santo Padre Benedicto XVI. Oremos mucho por él, para que el Señor lo siga sosteniendo con su gracia, y oremos para que el Espíritu ilumine a los responsables de la nueva elección del Sumo Pontífice que hoy la Iglesia necesita.

Con mi cariño y oración,