Circular nº. 8

Madrid, 17 de diciembre de 2019

  “«Vayamos, pues, a Belén,
y veamos lo que ha sucedido
y que el Señor nos ha comunicado» (Lc 2,15)

 

Mis queridas Hermanas en el Carmelo:

¡Que la paz y la alegría en Jesús Encarnado llenen nuestros corazones!

Les hago llegar mi comunicación justo en el día de la conmemoración de la partida al cielo de nuestra querida Venerable Madre Elísea Oliver Molina, haciendo resonar las palabras suyas dirigidas a todas las Hermanas en este momento oportuno de preparación cercana a la Navidad: A todas os deseo unas felices Pascuas de Navidad y que el Divino Infante os traiga en su venida un sin número de gracias espirituales para poderle servir con fidelidad todos los días de nuestra vida, y esto lo conseguiremos todas con la fiel observancia de nuestras santas constituciones. ¿Lo entendéis? Pues manos a la obra y adelante” (Carta N⁰.56 según la numeración de la Positio).

Para que seamos dignas de recibir estas gracias espirituales es preciso “un nacer de nuevo”, la CONVERSIÓN personal y comunitaria. Una llamada más. Cada una podemos preguntarnos ¿en que parte de mi vida, necesito al Salvador? ¿en qué necesito cambiarme? Esa preparación del corazón nos ayuda a sumergirnos en lo más profundo de la NAVIDAD. Jesús viene a nuestras vidas cada día; y por eso os invito a que hagamos de nuestro corazón un Belén.

FELIZ NAVIDAD a todas y que las gracias espirituales que recibimos nos ayude a servir mejor al Señor, ya que nos ha visitado y redimido. Que en esta Navidad tengamos experiencia de Dios hecho Niño en ti y en cada una de nosotras.

En este último mes del año quisiera invitaros a dar gracias a Dios por tantas bendiciones que recibimos en nuestra vida personal y congregacional. Como el proceso de la vida humana que se empieza desde la gestación, la niñez, la adolescencia y la vejez; así también durante este año, un grupo de jóvenes se han iniciado en su etapa de aspirantado, postulando, noviciado y juniorado y, otro grupo hicieron la profesión perpetua con el gran deseo de seguir a Jesucristo según nuestro carisma-espiritualidad-misión.

Lleno de agradecimiento también celebramos las bodas de plata de ocho Hermanas y las bodas de oro de siete Hermanas en varias Vicarias, como lo mencioné en mi primera carta circular de este año. Otro motivo de alegría y gratitud es la celebración de las bodas de diamante de nuestra querida Hna Eufrasia Rubio Navarro: 75 años viviendo el gozo de ser esposa de Cristo en la sencillez y alegría. Gracias de corazón a las Hermanas que recibieron la tradición carmelita, la aceptaron, la amaron y siguen transmitiéndola con sus vidas.

Damos gracias a Dios por haber celebrado en este año, el 70 aniversario de nuestra presencia congregacional en Republica Dominicana. Gracias a tantas Hermanas valiosas que nos precedieron con valentía en el momento fundacional, así sucesivamente hasta hoy.

Reflexionando estos acontecimientos, comenzando desde la iniciación, incorporación y luego las celebraciones de 25, 50 y 75 años de la profesión religiosa de las Hermanas y de 70 años de nuestra presencia en los países de Las Antillas, me llena de admiración y felicidad por este suave y fiel proceso de la transmisión del Carisma. Realmente en la debilidad y en la fragilidad se esconde el poder y la grandeza del amor misericordioso de Dios a cada una de nosotras. “La tradición está viva en la medida en que una generación la transmite a la siguiente” (de la conferencia impartida por Michael Casey, OSCO, en el Capítulo General de la Orden del Carmen).

Uno de los temas que han tratado en el Capitulo General de nuestros Hermanos de la Orden Carmelita, celebrada en Sassone del 10 al 27 de septiembre de 2019, es sobre la transmisión del Carisma. La presencia Carmelita en todo el mundo, en muchas culturas y realidades enriquece el Carisma. Tenemos el reto de encarnar el Carisma, nuestro estilo de vida en cada época con actitud de apertura y discernimiento.

“La comunidad es esencial para nuestra forma de vida carmelita. Nuestras comunidades están llamadas a ser un signo de esperanza de encuentro multicultural ante un mundo fragmentado y altamente individualista”. (Mensaje final del Capítulo General de los Hermanos de la Orden del Carmen 2019). Es por eso, Hermanas, os invito a trabajarnos más en la interculturalidad congregacional. En la comunidad intercultural que nadie humilla a nadie, pues todas tienen su dignidad. Cuidemonos para no caer en la actitud colonialista, que sin darnos cuenta muchas veces anida en nuestro corazón, y nos lleva a tratar a la otra como una ignorante. Vamos a aprender e interesarnos con la cultura de la otra hermana y que cultivemos el dialogo intercultural, para que cada una tenga el espacio a expresarse libremente.  Puesto que en Cristo Jesús todos somos iguales, vivamos esta nueva ciudadanía con gran confianza en Dios, porque sabemos cuál es la esperanza a la que hemos sido llamadas (Cf. Ef 1,18).

De nuevo os deseo FELICES FIESTA DE NAVIDAD Y PROSPERO AÑO 2020. Que experimentemos la ternura de Dios y la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas sencillas de todos los días. A todas, y a cada una de las Hermanas, recibid un fuerte abrazo con todo mi cariño y unión de oración.